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El corte, pulido y la simetría de cada diamante se suelen clasificar bajo la escala excelente, muy buena, buena, regular y mala; un sistema que el Instituto Gemológico de América (GIA) desarrolló en 2005.
Por José Manuel Rubio | Entre las principales tareas de los laboratorios gemológicos se encuentra la de certificar o emitir informes de las características de las gemas. A primera vista puede parecer que la información que estos documentos aportan es la misma con independencia del laboratorio que los expide, pero no es así. Las cuestiones de terminología o nomenclatura están más o menos estandarizadas, sin embargo, existen diferencias significativas en otros aspectos.
Durante el confinamiento desarrolló a través de las redes una intensa actividad creativa y de la crisis apareció la oportunida de poner en marcha un interesante proyecto joyero. Hablamos con Raquel Lobelos, que nos explica en profundidad qué es el Proyecto Denisova, una iniciativa que sobrevuela la historia de la humanidad a través de las joyas.
Los laboratorios gemológicos, como cualquier profesional, también se equivocan. Pero que lo haga el laboratorio de referencia internacional, el Instituto Gemológico de América (GIA), supone una incidencia que ataca a la confianza misma en los procedimientos de certificación de piedras preciosas.
Los grandes fabricantes de joyas como Chopard, Kering, LVMH, Richemont, Swarovski y Tiffany & Co (ahora parte del Grupo LVMH) y las compañías mineras de piedras preciosas de color Gemfields y Muzo anuncian el lanzamiento de la Plataforma de Piedras Preciosas y Joyería, que une a las marcas de joyas y poductores con el compromiso de impulsar la transparencia y la sostenibilidad en esta industria.
Aunque la crisis de salud sin precedentes de 2020 afectó las operaciones de extracción de diamantes, Rusia, Australia y R.D del Congo representan las tres cuartas partes de la producción mundial de estas piedras preciosas.
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