Fernando Yandiola

Recuerdo cuando, con ocasión de la primera edición del PRODIAM, mientras charlaba con mi inolvidable amigo Pepe Arquero al respecto de la iniciativa ––impagable y nunca suficientemente reconocida por sus propios beneficiarios–– le manifestaba mi pesimismo pues, conociendo las características del Sector, dudaba que pudiera alcanzarse una cierta sostenibilidad.

En un pasado relativamente cercano, recuerdo que, a la finalización de un PRODIAM, aprovechando la ocasión del cocktail que se celebra después y que siempre ha supuesto una considerable fuente de ideas dignas de reflexión, opiniones a estudiar y, por supuesto, contactos sumamente interesantes, tuve ocasión de mantener una charla con dos Joyeros.

Hace casi un mes, un amigo joyero me hizo una pregunta que, no por previsible, deja de tener su miga: "¿Cómo crees que va a afectar la cuestión de Cataluña a las ventas de la campaña navideña de este año?"

Por Fernando Yandiola | Burrocracia, he dicho. Y me preguntarán por la génesis del "palabro". ¿Cómo podríamos definir el término? Pues si acudimos a la definición literal, se trataría del gobierno de los burros.

Voy a tratar un tema, con la necesaria dosis de prudencia y discreción, que no deja de causar, a quien estas líneas escribe, una cierta dosis de perplejidad, sobre todo, tomando en consideración los tiempos que corren.

Soy plenamente consciente de que, en los tiempor que corren, lo que voy a decirles no es lo más apropiado, en términos económicos, y menos tratándose de quien se dedica al Asesoramiento de forma profesional.

Decíamos ayer...- permítaseme parafrasear al gran Fray Luis de León - que ya estamos de vuelta, y que la noria de nuestra actividad vuelve a iniciar su recorrido.

Permítanme, dada la proximidad del periodo vacacional, tomarle una libertad, como para realizar un pequeño juego de palabras metafórico, referente al mundo profesional periférico que rodea al Sector de la Joyería y la Relojería.

A la vista de la noticia publicada en G&T sobre la retirada de la ONG Impact de la organización Proceso Kimberley, creemos conveniente centrarnos en glosar esta noticia, de indudable calado.

Hace unos días tuve ocasión de escuchar, en boca de un profesional de la joyería, una frase genial a la hora de reflejar los efectos que el marasmo económico derivado de la crisis y la subsiguiente resaca, siguen haciendo sentir sobre el comercio.

Vaya por delante que no resulta fácil encontrar, en nuestro proceloso mundo empresarial, temas que nos permitan alejarnos de la habitual panoplia de quejas recurrentes por la inseguridad que nos agobia, la caída de las ventas...

Una vez más, nos hallamos a las puertas del inicio de la temporada de ferias en el Sector Joyero y Relojero, que arranca en Madrid

Cuántas veces no habremos oído decir eso de que "a veces los árboles no nos dejan ver el bosque...". Pues permítanme que le de la vuelta a la oración, y me enfoque en los árboles, olvidando por unos momentos el bosque, a fin de referirme a un caso concreto.

El precio del oro se ha disparado hasta cotas casi olvidadas. Y este metal es, probablemente, la principal de nuestras materias primas, por lo que cualquier variación de su precio tiene repercusión en nuestras cuentas de resultados.