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Los diamantes de conflicto aguardan las reformas prometidas

Semana clave para Kimberley

viernes 15 de noviembre de 2019, 07:00h
Los diamantes de conflicto aguardan las reformas prometidas
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Durante más de una década, el Proceso de Kimberley ha estado denunciando cómo este mecanismo de control no está logrando que los diamantes afectados por diversas formas de conflicto fluyan a los mercados internacionales, según las organizaciones no gubernamentales que participan en esta institución, denominadas 'Sociedad Civil'.

"Ahora, al final de un ciclo de reforma de tres años, corresponde a los 82 estados participantes reunidos en Nueva Delhi del 18 al 22 de noviembre, asumir su responsabilidad para mejorar el alcance y la eficacia del esquema" recuerdan. Esto incluye ampliar la definición de diamantes en conflicto, mejorar el marco de gobernanza y garantizar el respeto por la naturaleza tripartita del Proceso, explica Shamiso Mtisi, coordinador de la Coalición de la Sociedad Civil con sede en Zimbabwe.

El Proceso de Kimberley (KP) es un mecanismo internacional destinado a evitar el flujo de diamantes en el mercado mundial mediante la implantación de un esquema de certificación de importación / exportación aplicable a los diamantes en bruto. El problema es que este mecanismo de certificación está perdiendo su propósito y relevancia debido a la propia definición de conflicto que la gran mayoría considera desfasada.
En la actualidad, solo a los diamantes de zonas no controladas en la República Centroafricana se les niegan los certificados KP

Los diamantes, así como la violencia sexual, la tortura, el trato inhumano y los delitos ambientales, o la violencia y los asesinatos por parte de actores que no son rebeldes, continúan sin control, asegura Mtisi. Peor aún: el Proceso de Kimberley certifica a esos diamantes como "libres de conflicto", lo que ayuda a blanquear tales piedras frente a los compradores de joyas que, en su buena fe, confían en el "seguro" que proporciona el sello de esta organización.

Y eso no es así, según estas organizaciones que se encargan de vigilar este mecanismo de control sobre el terreno. "Hasta el día de hoy, las fuerzas de seguridad públicas y privadas cometen abusos brutales contra los derechos humanos en las áreas de minería de diamantes en todo el continente africano y más allá, afectando tanto la producción artesanal como la industrial. A pesar de su retórica de prevención de conflictos, el Proceso de Kimberley permite que continúe tal abuso".

Todos los ojos puestos en los Estados participantes

Algunos observadores de la sociedad civil y la industria han estado presionando activamente por la reforma en muchas reuniones y grupos de trabajo, pero el poder de toma de decisiones en el PK recae exclusivamente en los actores estatales. Y en la reunión de esta próxima semana "tienen una última oportunidad para abordar el tema de la violencia y los abusos de los derechos humanos en las comunidades afectadas por la extracción y el comercio de diamantes".

"La asociación de diamantes con sangre, violencia y crueldades no solo es problemática en sí misma, sino que además socava el potencial de desarrollo para aquellos países que, justamente, se beneficiarán de ellos" recuerdan desde estas organizaciones. Con un sector de diamantes en crisis, estos cambios son aún más vitales en un mundo que se está moviendo hacia una gobernanza minera responsable" concluyen.