El Proceso de Kimberley se creó hace casi 20 años para detener el flujo de diamantes procedentes de países en conflicto. “Sin embargo, para personas como Progress, Ibrahim y Héritier, este mecanismo no tiene relevancia ni ofrece perspectivas de mejora” tal y como explican en un video que acaba de ser publicado las asociaciones miembro de la Sociedad Civil del Proceso Kimberley, la tercera ‘pata’ de un organismo compuesto por Países, Industria y ONGs.
"Un primer paso importante es cerrar esta brecha de información y crear relaciones significativas entre las comunidades en el lugar de origen de estos diamantes y quienes los venden"
“El daño a las comunidades y los abusos contra los derechos humanos hacen que los diamantes pierdan su brillo. Si queremos que estas gemas sean símbolos legítimos del amor, es necesario abordar estos problemas. Necesitamos hablar de diamantes” concluyen.
NECESITAMOS HABLAR DE DIAMANTES
"La mina, donde comienza el viaje, y el mercado, donde los consumidores compran diamantes, son los extremos de una compleja cadena de suministro. La distancia entre la mína y el mercado es enorme, tanto física como mentalmente. Las comunidades que viven en áreas de extracción de diamantes saben poco sobre cómo se comercializan y consumen esas piedras que tienen un impacto tan grande en sus vidas.
Del mismo modo, quienes venden los diamantes saben muy poco acerca de dónde provienen sus diamantes o bajo qué circunstancias fueron extraídos. Un primer paso importante es cerrar esta brecha de información y crear relaciones significativas entre las comunidades en el lugar de origen de estos diamantes y quienes los venden", concluye el manifiesto de la Sociedad Civil.