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Europa se juega el prestigio para el avance del Proceso Kimberley
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Europa se juega el prestigio para el avance del Proceso Kimberley

miércoles 20 de junio de 2018, 07:00h
El Proceso Kimberley, organización que hace 20 años asumió el reto de frenar la sangría de los diamantes procedentes de países inmersos en guerras civiles –mayoritariamente de África—debe afrontar uno de los cambios más importantes desde su propia creación: impulsar la protección de los derechos humanos en todos los ámbitos y no sólo en los casos de conflicto civil en su definición clásica.

Con este objetivo los representantes de Gobiernos, ONGs y Empresas del Sector Joyero se reúnen esta semana en Amberes durante la sesión interanual del Proceso Kimberley con un objetivo clave: acordar una revisión que amplíe la actual definición de ‘Diamantes de Conflicto’.

Pero algunos no son demasiado optimistas y creen que el Proceso Kimberley “no estará a la altura”. Desde ONGs como Human Rights Watch instan a la Unión Europea, que este año ostenta la presidencia de la entidad (que rota anualmente), a ejercer su papel al frente de la organización para sacar adelante este importante reto.

Una riqueza que no se distribuye

La ONG pone como ejemplo a un país productor como Zimbabwe. El país africano forma parte del Proceso Kimberley y exporta legalmente sus diamantes. Pero organizaciones locales denuncian que las empresas mineras propiedad del Estado emplean a niños y adultos en unas condiciones que en Occidente se considerarían trabajos forzados.

Hace apenas unas semanas la policía dispersó una manifestación con porras, gases lacrimógenos y disparos al aire. Denunciaban que la riqueza del subsuelo no llega a la población y los ingentes beneficios de la venta de diamantes en el mercado internacional se pierden en los bolsillos de una administración totalmente corrupta, según denuncia Human Rights Watch.

Esas condiciones de trabajo se repiten en muchos otros países productores, en los que hace tiempo quedaron atrás los conflictos armados, pero donde sí continúan los abusos a quienes trabajan en las minas. Y en torno a las zonas productoras aflora también otra economía sumergida donde las mafias controlan la prostitución, el tráfico de drogas y los abusos a menores, sin que nadie haga algo por evitarlo.

Lo que los consumidores demandan

Atajar estos abusos debe convertirse en el objetivo prioritario del Proceso Kimberley a juicio de una buena parte de los representantes de la industria, no solamente de las ONG. Pero es además una demanda de los consumidores, al menos en países donde los diamantes forman parte del consumo tradicional de joyería, como es el caso de Estados Undos.

Precisamente una de las consejeras de EE.UU. para el proceso Kimberley advertía recientemente de la necesidad de estos cambios: "Muchos consumidores comenzarán a recurrir a otros bienes que no se asocian con el conflicto y la violencia, incluidos los diamantes sintéticos”.

“El Proceso Kimberley puede prevenir este cambio, si está dispuesto a apoyar a los mineros de la industria y los diamantes al menos expandiendo y fortaleciendo la definición para cumplir con las expectativas del consumidor " asegura la representante norteamericana.

Como presidente de turno de esta organización, todo el mundo mira a Europa para que lidere este necesario cambio si quiere seguir en la avanzadilla de la protección de los derechos humanos. Además, en estos días en los que las crisis de refugiados ocupan las portadas de los medios internacionales, la Unión Europea tiene la ‘excusa’ perfecta, ya que precisamente esta falta de distribución de la riqueza es en gran parte responsable de los flujos migratorios procedentes de África.