Y así lo confirma a este Diario Udi Sheintal, secretario del Consejo Mundial del Diamante (WDC) que justo ayer emitía un comunicado urgente dirigido a los importadores de diamantes en el que pedía “extremar las medidas de control” para intentar impedir que se ‘cuelen’ diamantes sin el correspondiente Certificado Kimberley procedentes de este país, inmerso desde principios de enero en un nuevo conflicto para derrocar al Gobierno.
Un conflicto inacabable
El país vuelve a enfrentarse a los demonios de una guerra civil como las que ya sufrió entre 2004-2007 y posteriormente entre 2013 y 2015, tras un nuevo golpe de Estado. Ese mismo año se alcanzaron acuerdos de Paz y la ONU estableció un contingente militar permanente para mantener al Gobierno electo.
Lo más curioso es que durante el primer conflicto civil el país continuaba entre los diez primeros productores del mundo, con una exportación media de 350.000 quilates anuales certificados por el Proceso Kimberley. Y, pese a ese conflicto, fue con el golpe de Estado de 2013 cuando este mecanismo internacional decretó un embargo que se levantó parcialmente en 2015 con la apertura de algunas zonas productoras. Las controladas por el Gobierno legítimo.
Producción y exportación de diamantes procedentes de República de Centroáfrica. Comparativa 2006-2018. Fuente: Proceso Kimberley
Desde entonces la producción de las ocho zonas productoras acreditadas pasó de los 11.000 quilates en 2016 a los 47.000 en 2017 y 91.000 en 2018, el último año del que se tienen registros y la mayoría procede de la minería artesanal y a pequeña escala (MAPE).
¿Y qué ha ocurrido con el elevado volumen de quilates que se venía produciendo en la década anterior? Para Kimberley, lo que no se certifica no existe y desde el momento del embargo ya no hay cifras oficiales para el resto de las zonas productoras, controladas en su mayor parte por las milicias rebeldes.
Camerún es uno de los principales países fronterizos a los que hacía referencia este informe de la ONG. En 2016 exportaba oficialmente bajo el paraguas de Kimberley sólo 3.000 quilates pero ese mismo año se interceptó un envío con falso certificado Kimberley con 4.523 quilates en diamantes.
El único informe ‘oficioso’ es el publicado en 2016 por la ONG ONG Partnership África-Canadá en el que denunciaba que los países aledaños —República Centroafricana tiene más de 900 kilómetros de fronteras— continuaban siendo un coladero de diamantes que se exportaban con certificados falsos... o directamente sin ellos.
Camerún es uno de los principales países fronterizos a los que hacía referencia este informe de la ONG. En 2016 exportaba oficialmente bajo el paraguas de Kimberley sólo 3.000 quilates pero ese mismo año se interceptó un envío con falso certificado Kimberley con 4.523 quilates en diamantes. “Un solo envío que sobrepasa en mucho la supuesta producción anual de Camerún”, tal y como denunciaban desde la ONG. Y en 2017 la policía francesa requisó en París otros 4.000 quilates de diamantes en bruto que nisiquiera contaban con el documento de Kimberley.
Ahora la capital se encuentra bajo asedio de esas tropas rebeldes y si no ha caído aún es gracias al apoyo militar de la misión de Naciones Unidas y empresas de seguridad privada —antes conocidos como mercenarios— rusas y estadounidenses. Y de ahí el llamamiento del Consejo Mundial del Diamante a doblar las precauciones para las exportaciones procedentes del país: “El WDC pide a toda la industria que defienda la integridad de la cadena de suministro de diamantes mediante la implementación proactiva de las pautas contenidas en el nuevo Sistema de Garantías del WDC.
Estos incluyen abordar los riesgos en áreas más allá de las cubiertas por el Esquema de certificación del proceso de Kimberley, incluidos los derechos humanos y laborales, el blanqueo de capitales y la corrupción” aseguran en su nota.