En respuesta a la primera pregunta, tal y como nos explica el proveedor de diamantes creados en laboratorio Sergio Murcia, no era “ninguna sorpresa que una firma como Pandora se haya decantado por estos diamantes”. “Desde un punto de vista estratégico tiene mucho sentido ya que desde un portfolio basado en joyería de moda y no en alta joyería, supone un upselling (una técnica de ventas en la que un vendedor invita al cliente a comprar artículos más caros, actualizaciones u otros complementos para generar más ingresos.) de su oferta con la consecuente subida de ticket y margen, y así posicionarse como una opción híbrida y sin tomar riesgos en su posicionamiento de cara al consumidor, como así todavía lo observan otras marcas consagradas de alta joyería” añade.
La respuesta a la segunda pregunta es más enrevesada. Pero hay dos detalles clarificadores que ayudan a atar cabos si se bucea un poco en la hemeroteca y en la Red —puesto que la marca danesa sólo ha dejado caer que sus proveedores estarán en Europa y EE.UU— y que apuntan a que la empresa norteamericana Diamond Foundry podría ser uno de sus principales proveedores.
Si hacemos memoria, Leonardo di Caprio fue uno de los primeros grandes inversores que apostó por esta firma creada en 2012 en California por dos ingenieros de Princetown y Standford, aunque hasta 2015 no presentó sus primeros resultados comerciales. A partir de ahí fue cuando entró en juego el actor que, junto a otros 11 inversores (entre ellos el fundador de Twitter), inyectaron en torno a los 100 millones de dólares para el crecimiento de la compañía.
Casualmente ayer, sólo un día después del anuncio de Pandora, Diamond Foundry publicó que acababan de cerrar una ronda de inversión con la que han recaudado 200 millones de dólares. Una nueva inyección de capital que tal y como afirma la empresa les permitiría ampliar su capacidad de producción desde los 100.000 quilates anuales hasta los cinco millones en unos pocos años. Una cifra de vértigo si se tiene en cuenta que la producción mundial estimada de diamantes creados en laboratorio se situó en 2020 en torno a los 6-7 millones de quilates anuales.
Pero volviendo a Pandora hay otro dato relevante que la marca de joyería destacaba en su reciente comunicado: “Cuando se lance la colección a nivel mundial el próximo año, se espera que los diamantes se fabriquen utilizando energía 100% renovable, bajo el sello CarbonNeutral".
Y aquí entra en escena el productor de diamantes sintéticos Diamond Foundry, que es el único en EE.UU que enarbola ese mismo sello, una acreditación que certifica una producción industrial con bajas emisiones de CO2 y que compensa el resto pagando derechos de emisión.
Los otros dos grandes son ElementSix, una filial de De Beers que produce para la marca Lightbox y WD Lab Grown Diamonds, actualmente el principal productor de diamantes sintéticos calidad gema en el país pero que no cuenta con esa acreditación. Recientemente WD presentaba otra, emitida por la auditora SCS, “comprometiéndose” a alcanzar un impacto ‘cero’ aunque sin concretar los plazos.
¿Busca entonces Pandora asociar la imagen de su futura línea con diamantes sintéticos a personajes conocidos como Leonardo Di Caprio? Hay un último dato que podría apuntan hacia ese lado: En su amplia nota de prensa se refiere en varias ocasiones a ‘diamantes de sangre’ en alusión a los naturales (que por cierto sigue empleando) al tiempo que enfatiza en la “ética y sostenibilidad” de los sintéticos.
Se trata de un análisis de mercado-ficción, pero la suma de detalles apunta a una alta probabilidad de que el protagonista de la película homónima pueda tener en el futuro un papel relevante en la estrategia comercial de la firma joyera danesa.