Las decisiones que se tomen durante los próximos seis meses hasta que en noviembre se celebre la reunión Plenaria, como parte del proceso de revisión y reforma, tendrán
repercusiones en los próximos años y un impacto en las vidas y los medios de vida a lo largo de toda la cadena de valor del diamante.
Es en esa cadena en la que me gustaría centrarme. Hay pocos sectores empresariales con el mismo grado de interdependencia que existe entre los distintos actores a lo largo de su recorrido. Cada uno no puede operar sin el otro, lo que significa que
cada miembro tiene la capacidad de facilitar e interrumpir todo el sistema.
Pero
los riesgos no son exactamente los mismos para todos los actores. Si en muchas de las regiones mineras y en los centros de procesamiento los diamantes estos son la principal fuente de ingresos y de desarrollo comunitario, en los países donde se venden joyas con diamantes se consideran productos no esenciales, en un mercado de lujo donde hay numerosas alternativas.
Por tanto me desconcierta que los participantes del KP que abogan por los estándares más estrictos de seguridad en la cadena de suministro no sean los que tienen el mayor grado de riesgo [en relación a las trabas de algunos países productores] sin mencionar que están entre los principales beneficiarios potenciales de mayores ingresos por sus recursos.
Dicho esto,
debemos apreciar la sensación natural de incomodidad que sienten algunos de los participantes de haber sido instruidos por aquellos que, en el pasado, habían colonizado sus tierras y vidas. Pero eso no puede descartar el hecho de que todos somos interdependientes, y obviar las preocupaciones de las naciones consumidoras no solo no es productivo, sino que también es contraproducente.
Es por esta razón que el nuevo Sistema de Garantías del Consejo Mundial del Diamante (WDC) hace referencia expresa a los derechos humanos y laborales, a la lucha contra el lavado de dinero y a la corrupción, y también nuestra defensa de
una reforma del Proceso de Kimberley que incluya la redefinición de ‘diamantes de conflicto’ que se ampliará para incluir todas las formas de violencia sistémica.
Stephane Fischler es el presidente del
Consejo Mundial del Diamante