Las monturas que comercializa son en oro de 10 quilates o plata incoloros, rosa y azul, con tamaños que van desde 1/10 a 1 quilate y con precios (hechura incluida), desde los 180 euros por un pendiente (solitario) con un diamante incoloro de 0,10 quilates montado en oro blanco de 10 quilates, hasta los 1.000 euros de unos pendientes con un quilate de diamantes (medio en cada uno) engastados también en oro blanco.
Eso sí, los precios excluyen el montaje de la pieza (que no se conocerá hasta que se formalice la compra), según anuncian en su página web.
Los diamantes están fabricados en las instalaciones de Element Six, la filial del grupo encargada del desarrollo de diamantes creados en laboratorio que tiene su sede en la localidad inglesa de Ascot.
El mercado, a la expectativa
Lo que ocurra a partir de ahora es todo un misterio, como han explicado varios profesionales de la joyería y la gemología a este Periódico. Para algunos se trata de una “jugada maestra” del grupo minero con la que busca “devaluar” al mercado de la joyería con diamantes creados por el hombre de forma que se convierta en una suerte de bisutería, manteniendo así el “misterio” de los diamantes naturales.
Para otros es una estrategia para “barrer del mapa” a la competencia, a los actuales productores de diamantes sintéticos, de forma que vuelva a ocupar la posición de monopolio que tradicionalmente ha tenido en su mercado de los naturales.