La compañía Diamond Foundry se creó hace tres años y en este tiempo han estado perfeccionando sus procesos de producción de
diamantes sintéticos. Según su página web, aseguran que pueden fabricar cientos de estas gemas en sólo tres semanas, con un proceso novedoso desarrollado por ellos.
Para ello, al contrario de otros procesos que utilizan compuestos de carbono puro, esta marca utiliza pequeños diamantes en bruto como 'sustrato' para iniciar el crecimiento del diamante sintético. La empresa no da muchos más detalles técnicos de su sistema, pero este proceso 'limpio' ha propiciado que una docena de multimillonarios de Silicon Valley relacionados con las nuevas tecnologías, hayan apostado por la empresa, junto al conocido actor.
Una docena de multimillonarios de Silicon Valley han apostado por la empresa, junto al conocido actor
Diamantes de sangre
Como es bien conocido, aquella película que protagonizó Di Caprio atrajo la atención del público de medio mundo acerca de las condiciones de trabajo que se sufrían en África para extraer los diamantes que luego se vendían en los escaparates de las grandes joyerías internacionales.
Sin embargo el problema, más soterrado, venía de años atrás. En aquél contexto de conmoción social generada por las guerras civiles en países productores como Sierra Leona había nacido ya el Proceso Kimberley, la organización multinacional que desde 2003 ha tratado de poner freno a la exportación de diamantes de dudosa procedencia, y que precisamente ahora no atraviesa por sus mejores momentos.
Han pasado ya 12 años y desde muchos de los sectores implicados se pide una "revisión" a la organización de este Proceso ya que, si bien los conflictos estrictamente hablando, prácticamente han desaparecido, siguen existiendo otros 'conflictos' sociales, laborales, comerciales, e incluso diplomáticos, que el Proceso Kimberley debe asumir como "amenazas" si quiere seguir manteniendo la credibilidad en el mercado y en la sociedad.