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Germán Pajares: Las imitaciones en la Alta Joyería y Relojería

miércoles 07 de abril de 2021, 07:00h
Germán Pajares.
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Germán Pajares.
Por Germán Pajares | Solemos decir los que llevamos mucho tiempo trabajando en el mercado secundario que realmente no te conviertes en un comprador de verdad hasta que compras una imitación, ya sea reloj o joya. Os reconozco que en este sentido yo me doctoré ya hace bastantes años, ya que al poco de empezar en este sector me “colaron” un Rolex falso, afortunadamente con un coste para la empresa bajo.

Desde entonces hasta ahora han sido muchas las piezas falsas que han pasado por mis manos y todas las he ido identificando sin mayores problemas. Pero todo evoluciona con el paso de los años, y desde Bonhill hemos identificado un nuevo tipo de piezas de imitación de grandes marcas de joyería que me gustaría comentar con todos vosotros.

Echemos la vista atrás…

Antes todo era más sencillo para los compradores. En el sector del diamante, no existían los temidos diamantes sintéticos que ya están a la vuelta de la esquina, así que sólo había que tener especial precaución con las imitaciones del diamante más corrientes que eran (y siguen siendo) la zirconita y la moissanita.

Y ambas se detectan sin problema con la lupa 10x. En el caso de la relojería, la única marca que podía meterte en problemas era Rolex, pero en caso de dudas siempre se puede quitar el brazalete para comprobar el numero de modelo y de serie que aparece grabado en la caja del reloj, o si la duda persiste quitar la tapa posterior para ver la maquinaria.

De momento es imposible replicar los movimientos de los relojes, así que es muy recomendable tener la maquinaría adecuada para comprobarlo. Y en el caso de la joyería de firma, las imitaciones que habían en circulación hace unos años eran de muy baja calidad.

Muchas de ellas se podían detectar a simple vista, ya que o bien los acabados no eran óptimos, o los grabados y punzones no era limpios ni correctos.

Imitación pulsera Love de Cartier de baja calidad

¿Qué está sucediendo hoy en día?

Pero como digo todo evoluciona. Las piezas que nos llegan ahora al despacho tienen acabados muy buenos, los engastes de los diamantes perfectos, el peso es óptimo y prácticamente imposible de diferenciar con una pieza idéntica auténtica. Los punzones tienen el orden correcto y son perfectamente limpios, y muchas de ellas vienen con su caja y tarjeta de garantía con el sello de la boutique, muchas de ellas de procedencia árabe o asiática.

Si todo esto no asustara ya bastante, hemos comprobado también cómo los números de serie que aparecen en las piezas coinciden con las bases de datos que tienen las firmas cuando hemos llamado para verificarlos. Es decir, existe una pieza auténtica con ese número de serie, que se ha usado como modelo para hacer este tipo de imitaciones.

Y hacer una imitación de esta calidad tiene un coste muy elevado: son de oro, son diamantes (quizás son sintéticos, pero es imposible de determinar este punto) y están hechas por un joyero sin lugar a dudas. Es decir, no se harían sino hubiera muy altas probabilidades de venderlas como piezas de firma y obtener un beneficio de miles de euros extra.

¿En qué debemos fijarnos?

En estos casos, hay que extremar muchísimo la precaución. No estamos hablando ya de comprar un Rolex de acero falso, sino de importes muy elevados. Para empezar, hay que poner especial atención en los pequeños detalles de la pieza. Una garra defectuosa, o una inclusión grande en algún diamante, etc.

Todo importa, ya que las firmas de Alta Joyería no permiten ese tipo de fallos. También el no tener prisa a la hora de comprar, si se puede consignar la pieza para estudiarla con calma mucho mejor. Al evaluar una de las últimas piezas que tuvimos de una famosísima firma italiana nos dimos cuenta de que era una excelente falsificación al llevarla a la boutique y compararla con una idéntica original.

Eran prácticamente exactas, pero la imitación tenía una rigidez en algunas zonas que para nada presentaba la pieza original. Por lo tanto, como suelo decir, son estos pequeños detalles los que te hacen saltar la luz roja de no comprar.

Y un último consejo, si cabe aún mas importante que los anteriores. Si al analizar la pieza has notado esa luz roja en tu mente, aparta la pieza y céntrate en la persona que la ha traído. Pregúntale dónde y en que año la compró o si se la regalaron, si dispone de facturas y si no las tiene por qué no o si las puede conseguir. Trata de conseguir cuanta más información mejor y ver sus reacciones, porque puede no tener ni idea o ser plenamente consciente de que tiene una imitación. A veces esta labor de detectives mas que de compradores puede hacer que tu empresa no pierda dinero.

En definitiva, cada año es de esperar que se vayan perfeccionando las imitaciones, así que hay que andar con mil ojos y tener una premisa bien clara: por mucho dinero que haya en juego, si dudas, no compres.


Germán Pajares es gemólogo, perito tasador, experto en diamantes, además de ingeniero de Minas y comprador en la firma Bonhill. Más información en G&T y en su blog www.german-pajares.com