Justo la semana pasada publicábamos una entrevista con el presidente de la Asociación internacional de piedras de color (ICA), Clement Sabbagh, que ponía de manifiesto la dificultad de seguir el rastro a estas gemas debido a la atomización de la producción.
Sin embargo, en la conferencia de Jaume Labro, joyero español afincado en Japón, pudimos comprobar que si bien es cierto que “hay un largo camino y muchos desafíos: técnicos y educativos, pero sobre todo económicos, para asegurar la trazabilidad, si se cuenta con el compromiso real de las grandes marcas este reto podría ser más factible”.
La conferencia sobre Trazabilidad de las Gemas impartida por el joyero Jaume Labro contó con un interesante debate
Y es que como señalaba Labro, “el cliente cada vez más quiere conocer el origen de las joyas y las piedras que adquiere porque para la mayoría, comprar una joya es siempre motivo de celebración, y es por eso por lo que se necesita acreditar que la venta está beneficiando a los productores y las comunidades locales”.
“Es un requisito que cada vez va a más, pero al mismo tiempo es una ventaja competitiva, por eso desde la joyería hay que dar un paso adelante para aprovechar esto en su propio beneficio” reflexionaba el joyero.
En este sentido ya hay algunas bases. Hay laboratorios que llevan ya tiempo estudiando el origen de las piedras, como Gubelin, GIA, SSEF, a través de las inclusiones de las gemas. Porque no son del mismo tipo las inclusiones de Madagascar, que las de Mozambique. Esto ayuda a determinar no sólo de qué país proceden, sino también de que mina.
Y por otro lado hay que fortalecer la parte ética por parte de todos. Se necesita la divulgación correcta del tratamiento de la piedra. “Hay que decirlo. A veces te dan gato por liebre” explicaba Labro. La gente que vende piedras en ocasiones no te dice exactamente su origen porque en muchos casos se desconoce su auténtica procedencia. “Imaginate entonces el camino que hay que recorrer si queremos una trazabilidad viable” añadía.
¿Ética real o marketing impostado?
Hoy día vemos que muchas empresas ponen este nivel en su web; todo es ético, ecológico, sostenible, justo… esto está muy bien, pero si empleamos este reclamo debería haber una mayor credibilidad. Si yo pongo en mi web esa información ¿quién me audita a mí? Aquí hay también un vacío legal y se necesita una verificación independiente para determinar qué es ético y qué es justo. ¿Quién audita a los auditores?
La cadena de suministro en el lujo es muy larga. Sobre todo desde la propia mina. Las piedras cambian de manos muy rápidamente y es muy complicado realmente saber cómo ha sido extraída esa piedra y todos los pasos. Con los diamantes ha sido diferente, porque durante muchos años básicamente fue un monopolio y después son unas pocas grandes empresas las que controlan el mercado porque las minas de diamantes cuestan cientos de millones de dólares.
Planta de selección de la minera Gemfields en su explotación de esmeraldas de Kagem, en Zambia.
Las grandes extractoras y las gemas de color
En las gemas de color, al contrario que ocurre con el diamante, su origen es más opaco porque prácticamente todo es minería artesanal. En esto hay excepciones, aunque también cuestionables, como es el caso de la firma Gemfields en Zambia. Se trata de minería a nivel industrial, más similar a la de los diamantes y en la actualidad sólo ellos están ofreciendo una trazabilidad real; se han unido al laboratorio suizo Gubelin, que realiza una provenance proof (prueba de procedencia) y cada vez que cambia de manos la gema se va registrando a través de una plataforma de blockchain.
Sin embargo, como recordaba el autor, “haciendo una pequeña búsqueda en internet, hay informaciones que contradicen los principios básicos de trazabilidad de esta compañía, porque en el fondo hay que poner de manifiesto que la trazabilidad se basa en la ética.
Los grandes desafíos para la industria
Para el joyero, es importante vender joyas en las que las gemas estén totalmente localizadas, que se hayan obtenido por métodos ‘justos’. “La gente es más inteligente a nivel de compra porque tienen información casi ilimitada a través de internet. En mi caso, cuando el cliente quiere un anillo, ya te vienen con la calidad del diamante que quieren, por ejemplo” explicaba Labro.
Y hoy día el cliente no sólo busca la calidad de la gema sino que esta está asociada también a su origen, a los valores sociales que hay detrás de esa piedra. “En nuestro campo tenemos que adaptarnos a estos cambios y poner nuestro granito de arena”.
Y para Labro, una de las claves para insuflar transparencia a este mercado es que las grandes marcas también se involucren. “A día de hoy los pequeños joyeros y la empresa mediana son quienes han sido más activos”.
Pero una de las soluciones más eficaces, a su juicio, sería la ayuda para que se pongan en marcha, en origen, mercados donde la gente pueda llegar y se realice una pequeña subasta. “Es una forma de impulsar la competencia para al mismo tiempo pagar precios más justos. Si ellos ganan más pueden organizar las cosas mejor” añadía Labro.
“Así pueden extraer las piedras de una manera más ecológica. Crear organizaciones, cooperativas”. Con esta pandemia los hábitos que estaban cambiando se han acelerado y cada vez hay más demanda para temas de ecología. Si las empresas lo creen es lo que va a pasar. Si es sólo marketing no pasará nada.
Puede acceder al video completo a través de este enlace.
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