Entre las razones que explican este fenómeno se encuentran el incremento de los precios de metales preciosos y gemas, que se suma a las dificultades de vivir de otras ocupaciones como la agricultura en más de 80 países productores (África, Sudeste Asiático y Sudamérica, principalmente). Por supuesto, detrás también se encuentran otras razones como la carencia de educación, de falta de oportunidades y la corrupción gubernamental.
Y además se trata de una tendencia en constante crecimiento si tenemos en cuenta las cifras: Mientras en 1993 se estimaban en 6 millones las personas directamente relacionadas con la minería, en 2014 ya eran 30 millones y ahora supera los 40,5. Se trata de un dato que contrasta con los en torno a 7 millones de personas que trabajan en la minería industrial, según datos de 2013.
Evolución del número de personas dedicadas a la minería artesanal en el mundo. |
Para el director del estudio, “la minería a pequeña escala es la única manera que mucha gente en el mundo tiene de salir de la pobreza” a pesar de que se trata de una mano de obra poco cualificada que cuenta con técnicas y herramientas “muy rudimentarias”, añade. Esta falta de medios provoca también otros efectos nocivos como la contaminación ambiental que, en el caso del oro, supone la mayor tasa de envenenamiento por mercurio de entre todos los sectores industriales.
En la mayoría de los países entre el 70% y el 80% de los mineros a pequeña escala son ilegales y el objetivo del estudio es precisamente dar visibilidad a esta industria para concienciar a empresas e instituciones de la necesidad de reconocimiento administrativo y mejora de las condiciones de vida de estos trabajadores.
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