¿El académico Benjamín Calvo ha sido director de la Escuela de Minas de Madrid y hasta hace poco también de la Fundación Gómez Pardo. Ahora acaba de presentar su candidatura a la presidencia del Instituto Gemológico Español y en esta entrevista repasamos sus proyectos y su visión de la gemología en España.
Así desde fuera, antes de que se materialice su posible elección, ¿cuál es su percepción del IGE actual?
Mi sensación es buena. Tengo relación con el IGE desde hace mucho tiempo como socio y he visto cómo ha evolucionado. Creo que los últimos años en los que la presidencia la ha tenido Jesús Yanes son muy positivos. Conocí al IGE en una situación bastante deteriorada, pero en este tiempo se ha regenerado: ha aumentado el número de socios; ha establecido nuevas relaciones como la UTE (Unión Temporal de Empresas) con la Escuela de Minas; ha aumentado el número de estudiantes; se han establecido relaciones internacionales... En suma, la trayectoria ha sido positiva y quisiera, si es que soy elegido, seguir en esa línea y aportar algunas cosas nuevas.
¿Porqué decide dar un paso al frente para tomar las riendas de esta Institución?
Es una actividad que me interesa y puedo aportar cosas positivas, como una unión mayor con la Escuela de Minas y la Universidad Politécnica de Madrid. Creo que se pueden ampliar los temas de investigación en colaboración con laboratorios como el de Minas. Es decir, que el acercamiento sea aún mayor del que existe.
¿Esta ampliación de relaciones incluiría dar a la titulación de Gemólogo carácter universitario?
Sí, es una cuestión que hemos hablado muchas veces. Actualmente la diplomatura de Gemología da acceso a una profesión, pero podríamos dar un paso más y establecer titulación universitaria, que probablemente sería un máster propio en Gemología, vinculado a la Universidad Politécnica.
Cambiando de cuestión ¿Cree que el IGE tiene actualmente suficiente reconocimiento internacional?
Sí, precisamente creo que algo que el Instituto ha mejorado en los últimos años es su participación en organismos internacionales. Sin embargo creo que ahí también se puede mejorar, como es lógico, y uno de los objetivos si resulto elegido es ampliar las relaciones con instituciones prestigiosas como la GIA (Instituto Gemológico de América) o CIBJO (Confederación Joyera Internacional). También creo que es necesario ampliar nuestra presencia en Iberoamérica. Hay unas posibilidades enormes de penetración en los sectores tanto académicos, como de joyería y de la minería en América, que lo hacen un mercado interesantísimo por su riqueza, a los cuales España es muy cercana. En definitiva, incrementar nuestra presencia en organismos internacionales y en otros países son cuestiones que hay que llevar a cabo de inmediato.
Vinculada a las relaciones, pero en este caso ‘interiores’ está sobre la mesa la inexistencia de una asociación nacional que agrupe a los principales representantes de la gemología española. ¿Es esto un imposible?
Imposible no, de hecho es una cosa muy beneficiosa, aunque ahí reconozco cierto desconocimiento. No sé si hay más instituciones similares al IGE, pero sean las que fueren, una relación entre nosotros y otras entidades es siempre beneficiosa, porque podemos aprender y enseñar a otros. Mejor que ir de francotiradores. Ahora bien, dicho esto, mi impresión es que el IGE goza de una posición muy prestigiosa, lo cual no impide que se acerquen otras instituciones para establecer actividades comunes.
¿Cree que debería ampliarse la cultura gemológica para llegar a la mayor parte de la joyería tradicional?
Por supuesto, pero eso requiere una transformación de la mentalidad de los joyeros. No debería ser aceptable que se vendan gemas sin certificación, simplemente confiando en la buena fe del comerciante. Cada vez más en el mundo esto está sometido a unos procesos de homogeneización, lo cual conlleva a una acreditación de las personas que trabajan con estos productos. Con el tiempo será muy conveniente, sino necesario y obligatorio, que las personas que trabajen en joyería cuenten con estos conocimientos. Creo que se abre una época nueva en la cual los requerimientos son cada vez mayores.