Y es que la pandemia podría hundir a los Estados Unidos en una crisis financiera incluso mayor que la provocada tras la caída de Lehman Brothers en 2008, "a pesar de que la economía ha comenzado a retomar el camino", advierte un ejecutivo de la Reserva Federal (Fed) de EE.UU, en una entrevista al Financial Times. Y esta situación sería el caldo de cultivo ‘ideal’ para que los inversores, tanto privados como institucionales, mirasen más que nunca al metal precioso como refugio para sus activos.
No se trata de especulaciones sino de una amenaza real. Tal es la preocupación de la Fed que incluso está inyectando miles de millones en el mercado comprando hasta los llamados bonos basura (títulos de renta fija con un alto riesgo de impago, aunque con retornos de interés más altos que la media), algo inusitado hasta la fecha para la Institución, según recogen varios medios financieros estadounidenses.
"La idea es asegurarse de que los mercados no se congelen por completo, porque eso es lo que conduce a una crisis financiera si los comerciantes no negocian activos a ningún precio", asegura el ejecutivo de la Fed.
El precio del oro a las 20:00 horas de ayer (España) se situaba en los 1.801 dólares por onza.
En un terreno desconocido
La gran diferencia entre la crisis financiera 2011 y esta es precisamente la presencia del virus. En aquél caso se trataba de un caso clásico de colapso del mercado provocado por factores económicos pero esta vez el alza o el desplome económico depende de un agente infeccioso del que se desconoce si ha mostrado ya su peor cara.
“Si bien la comunidad inversora ha resistido muchas recesiones financieras, una respuesta a la pandemia nos coloca en un territorio desconocido” asegura el analista de KItco, Gary Wagner. “Hasta que no haya una vacuna efectiva, esta pandemia persistirá y como tal, podríamos ver al oro superar el récord histórico” añade.
Esa moderación de la pandemia o el hallazgo rápido de una vacuna efectiva y masiva es la única razón que a día de hoy podría propiciar una desescalada en el precio del metal. Aunque los antecedentes no son comparables cabe recordar que, aunque el metal alcanzó su máximo histórico en 2011, finalmente terminó ese año en 1.565 la onza y luego se ha mantenido intermitentemente por debajo de ese nivel en los últimos siete años, rozando incluso los 1.060 dólares a finales de 2016.
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