El consejo Mundial del Oro (WGC) acaba de publicar un ‘aventurado’ informe sobre la evolución del mercado de este metal en los próximos 30 años y ha contado para ello con la opinión de expertos de las principales consultoras internacionales. Focalizados en el mercado del oro para joyería, mostramos aquí algunos de los aspectos más destacables de estas previsiones de futuro.
Pero antes de nada, si echamos la mirada a los anteriores 30-40 años, se observa cómo la joyería era crucial en la demanda de oro y se centraba principalmente en Occidente. El ‘boom’ de las clases medias y medias-altas en numerosos países occidentales —entre ellos España— fue el artífice de la época dorada de la joyería comercial.
Pero eso se acabó y el grueso de la demanda joyera se ha desplazado hacia el pujante lejano Oriente después de que Europa y Norteamérica hayan atravesado una de las peores crisis financieras de los tiempos modernos.
Según las previsiones del WGC, de cara al futuro no se espera “una recuperación sustancial en la demanda de joyería en los mercados desarrollados, ya que los compradores históricos de grandes cantidades de joyería están envejeciendo”.
Y no parece haber mucho recambio, puesto que los nuevos compradores no tienen como prioridad entre sus lujos la adquisición de bienes tangibles como las joyas: “Los jóvenes consumidores de los mercados desarrollados parecen favorecer las experiencias sobre las posesiones materiales y las joyas han tenido dificultades como resultado de esta tendencia”, aeguran desde el Consejo del Oro.
No todo es negativo
Pero los mercados desarrollados se han enfrentado a estos desafíos durante algún tiempo, especialmente durante lo más crudo de la crisis económica y la demanda de joyería en mecados como el de Estados Unidos ha venido creciendo moderadamente en los últimos años, por lo que desde el Consejo sugieren que se trata de una tendencia que “acabará consolidándose”.
Eso sí, la demanda no volverá a ser como la de antaño ya que la mayor actividad se centrará en mercados emergentes como el de India, China y el sureste asiático, impulsada por el crecimiento demográfico y el cambio hacia una economía más orientada al consumo con el aumento del nivel de vida de las clases medias y altas.
Evoluión en Occidente hacia un oro más ‘responsable’
El crecimiento moderado en la compra de joyería en oro de Occidente también atravesará una fase de cambio, que de hecho ya se está experimentando en los mercados más consolidados. Esta es la búsqueda de un mayor abastecimiento de oro procedente de fuentes social y medioambientalmente ‘limpias’
“En primer lugar vemos un esfuerzo por parte de los productores para eliminar el oro explotado irresponsablemente y que ha utilizado mano de obra infantil o forzada, así prácticas nocivas en términos ambientales”, explican desde el Consejo del Oro.
Importantes influencias externas
Aunque la entidad no entra a valorar el futuro de los precios del oro, sí que admite que uno de los mayores retos para la industria será el de mantener los niveles de producción acorde a la demanda de oro que se espera aumente sobre todo para usos tecnológicos y médicos.
También se espera un repunte en el uso del oro como elemento de inversión en los países emergentes, pero también en Europa y América, teniendo en cuenta la facilidad de acceso a dispositivos móviles que harán todo mucho más fácil gracias a la tecnología.
En cuanto a la situación geopolítica, los expertos del Consejo Mundial del Oro no esperan graves conflictos a nivel global que puedan alterar significativamente el precio del metal, aunque sí apuntan a conflictos regionales de mayor o menor intensidad. Nada nuevo bajo el sol.
En cuanto a las reservas de oro, a finales de 2016 ascendían a un poco más de 55.000 toneladas (según Metals Focus), lo que sólo proporcionaría a la industria suficiente mineral para 15 años de producción a las tasas actuales.
Sin embargo, apuntan, hay unas reservas adicionales de 110.000 toneladas de oro dentro de los recursos minerales conocidos y aún por explotar, una cantidad más que suficiente para llevar las tasas de suministro existentes más allá del año 2048, concluye el análisis.
