¿En qué estado, en su opinión, se encuentra el segmento de la fabricación en Cataluña a día de hoy tras atravesar -según nuestros gobernantes- el grueso de la crisis?
Sin lugar a dudas esta crisis, la más severa desde la crisis 29, ha castigado a todos los sectores y a todos los segmentos sociales. En la actualidad nos encontramos en un proceso de ajuste final en todos los aspectos, y como consecuencia de ello, el futuro parece ser mucho más prometedor que estos últimos años. De hecho las estadísticas del sector de fabricación y artesanía del colegio para Cataluña ya ofrecen datos positivos para los años 2015 y 2016, donde la cifra de negocios creció un 7-8% anual.
¿Ha servido como catarsis para cambiar el modelo productivo de la joyería? ¿En qué aspectos?
No me atrevería a decir que a cambiado el modelo productivo; sí que ha obligado a profesionalizar más dicho modelo, y a potenciar otros patrones de distribución.
En los últimos años la plata ha sido el elemento principal en las creaciones joyeras, acompañada de gemas alternativas a las tradicionales (diamante, zafiro, esmeralda…), pero ahora parece que una parte del público comienza a demandar una joyería de más nivel. ¿Tiene esa percepción?
Si la pregunta va enfocada al mercado nacional y por ende al mercado doméstico, estoy totalmente de acuerdo: el ticket medio de compra ha subido en proporción a años anteriores y el consumidor final ha decantado compras a materiales y joyería con un valor percibido más acorde al precio de compra.
Por otro lado, la fabricación de joyería más de 'moda' se ha abierto un hueco cada vez mayor en el mercado debido a la demanda de otro tipo de público. ¿Se ha adaptado la fabricación a estos cambios?
El sector de la fabricación, a mi modo de ver, es el primero en adaptarse, pues sino, el mercado te obliga a desaparecer. Si queremos que el consumidor final vea la joyería atractiva para ser una de sus principales opciones de compra y gasto, debemos sorprenderlo; si la oferta fuese siempre la misma, seríamos invisibles para el mercado.
La exportación ha sido la de supervivencia de la empresa joyera. ¿Cree que la empresa catalana, y la española en general están preparadas para competir en el extranjero? En este aspecto, ¿Se sienten apoyados por las administraciones?
Desde el inicio de la crisis la palabra 'exportación' está en boca de todos, pero llevarla realmente a cabo no es fácil y debemos de tener claro que es un camino de largo recorrido y de costosa inversión. Es cierto que es una acción esencial a realizar, pero no la única.
Se debe tener en cuenta que cada comunidad gestiona sus recursos como cree más conveniente, con sus propios criterios de gestión e inversión. Esto provoca una gran disparidad entre unas comunidades y otras, en lugar de crear un único foco de trabajo, lo cual haría un sector más potente y con sinergias de más valor.
Como ejemplo, la comunidad andaluza apoya muchísimo a las empresas de nuestro sector, mientras que en la comunidad catalana, el apoyo es bastante más reducido, lo que provoca un desajuste por comunidades.
El modelo de potenciación del sector que inició Italia años atrás, dirigido por un único liderazgo, evita así discrepancias de áreas y potencia los valores comunes.
En materia tecnológica los cambios en la fabricación requieren nuevas inversiones y también nuevos perfiles creativos. ¿Se está invirtiendo lo suficiente en capital humano y técnico para adaptarse a este nuevo escenario?
Rotundamente sí, la tecnología ha obligado a reciclarse a todas las empresas y a invertir en ello, pues el fin último es ser competitivos. En este sentido, la Escuela del JORGC está potenciando cada vez más en sus ciclos de larga duración, asignaturas como la fabricación 3D y el diseño por ordenador; no olvidemos también que el JORGC ofrece a los colegiados y a los nuevos profesionales cursos de comunicación en redes sociales, creación de marca, fotografía para internet, etc.