Líbreme Dios de acusar a nuestros gobernantes de tal condición equina (y que conste que no por falta de ganas, sino por simple miedo a las consecuencias). Pero por ahí van los tiros.
Hay pocas cosas más ridículas que el hecho de ahogar a un Sector económico con formalismos, declaraciones varias, impresos mil, modelos variopintos, y exigencias múltiples. Pues si algo ha de caracterizar al tejido productivo de un Sector como el nuestro, tan amenazado por la crisis económica (al depender de la demanda por parte de quienes, al ver mermadas sus fuentes de ingresos, y reducida su capacidad adquisitiva, frenan su adquisición de productos que podemos denominar como "superfluos", es decir, de caracter no necesario - y precisamente, los Joyeros y Relojeros venden ese tipo de artículos), ha de ser una suma agilidad a la hora de realizar sus operaciones, de forma que la rapidez de las mismas, y el continuo fluir de las transacciones, permitan compensar la caída de las ventas. Es decir, resulta imprescindible poder didicarse a vender.
Pero somos víctimas del peor de los tumores empresariales: la burocracia. ese cáncer que nos obliga a dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a conservar documentos, guardar facturas y notas, exigir acreditacones, pedir a nuestros clientes que nos aporten sus documentos de identidad, los papeles de sus negocios, y hasta las escrituras de sus casas, a verificar las informaciones que nos dan, y a comunicar nuestras comprobaciones (y aun nuestras sospechas).
y con eso, la voraz Administración, que así justifica el terrible gasto funcionarial, estará servida con el fluir de documentos. Aunque solo se refieran a una sola operación, por no quedarnos tiempo para dedicarnos a vender más veces. ¡A la ruina, pero con la documentación en perfecto orden!
Fernando Yandiola es abogado y director de Yandiola & Rodríguez, Asesores Empresariales, S.L.