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EDITORIAL | CONGRESO JOYERÍA SOSTENIBLE

La Sostenibilidad como punto de partida para la Joyería del futuro
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La Sostenibilidad como punto de partida para la Joyería del futuro

Conclusiones finales al cierre del I Congreso Internacional de Joyería Sostenible

lunes 07 de junio de 2021, 07:00h
Lo primero que voy a hacer es romper una lanza por el compromiso de gran parte de la industria joyera por la sostenibilidad y la responsabilidad social. Y esto no es un publirreportaje. Me consta que es honesto y que es real. ¿Por Qué? Porque estamos aquí sentados con esta iniciativa de la asociación joyas sostenibles y porque hay muchos otros, empresas pequeñas, medianas, y grandes que llevan ya años trabajando por impulsar este cambio.

Por eso a veces resulta desalentador cómo los grandes telediarios y medios de comunicación abordan el lujo: O bien toman la parte del glamour, del papel couché de las élites, o bien bajan a las miserias del conflicto. No hay término medio y se olvidan de las grandes iniciativas que desde hace muchos años han partido de este sector.

Poco se habla de los conflictos del coltán o de otros minerales esenciales para las grandes marcas de telefonía, de la industria química, de las petroleras… y sin embargo la joyería siempre acaba saltando a los titulares por oscuras razones. Como me comentaba hace no mucho un fabricante de este sector: La joyería es como el hijo –no predilecto- que necesita esforzarse el triple para recibir la cuarta parte de las atenciones.

Dicho esto también hay muchos otros miembros de este sector a los que no les interesa, ni les importa la sostenibilidad o la ética. Allá ellos. Quizá cuando lo hagan sea tarde, aunque yo creo que nunca es tarde para cambiar. Y también es cierto que el Sector la industria en general adolece de grandes contradicciones y de grandes retos. Eso no lo vamos a pasar por alto. Pero para superar eso estamos trabajando. -

Este es el momento del cambio, como decía José Luis Fettolini en su conferencia y además también añadía que la sosteniblidad no es el fin, sino el medio: Porque no puedes definir el el mensaje de tu marca basándote únicamente en la sostenibilidad.

Como recuerda Fettolini “hay muchas pequeñas marcas joyeras, sobre todo, que se autodenominan ‘sostenibles’ por el mero hecho de trabajar en un pequeño taller y ser una marca local, de cercanía, pero no lo son”.

Y Como también decía José Francisco Alfaya esta misma tarde hay que cuidar todo el ciclo de la producción. Desde que se compra el material hasta que se vende al consumidor. Eso hay que cuidarlo y saber de dónde procede.


Los retos del metal 'estrella': El oro

Y en este compromiso que me consta de la industria joyera y en este ánimo de regulación está el oro como rey de todos los metales. Hay una anécdota típica de este sector, que quizá se haya comentado ya, es la del reciclaje. ¿Reciclado? El reciclado lo inventaron los joyeros. ¿O es que alguien tira, a propósito, el oro o la plata desde la historia de la humanidad?

Esto es sólo una anécdota pero es también el origen de la preocupación de empresas y organizaciones como el Consejo de Joyería Responsable (RJC) para inyectar transparencia a todo el conjunto de la cadena de suministro a través de la normalización y la certificación. En la conferencia de la directora general del RJC da los detalles del trabajo de esta organización.

Eso vale para el oro reciclado mayoritariamente y muchos no estarán de acuerdo, como me consta que es el caso de Patrick Shein, cuya opinión es que el reciclado, aún siendo positivo, es neutro social y ambientalmente hablando. No sólo hay que reducir el impacto ambiental sino trabajar por una extracción de metales preciosos sostenible y responsable.

Claro, Patrick Shein es uno de los fundadores de la Alianza para la Minería Responsable y es totalmente cierto que esta labor hay que abordarla, como lo hacen ellos a través del sello Fairmined. Precisamente de este tema hablamos con él ampliamente en una charla organizada en noviembre por el Colectivo Origen (que también ha participado aquí) y la ONG Médicus mundi mediterránea.

Pero claro, llámese fairmined, o fairtrade, o cualquier otro nombre, lo cierto es que si la producción anual de oro se sitúa en torno a las 3.000 toneladas anuales de metal, el oro procedente de estas cooperativas representa siendo generosos un 0.5% de esa producción.

Y lo importante no es solamente, que lo es, en qué condiciones sociales se extrae el oro sino también en un tema igualmente peligroso: El empleo del Mercurio en la extracción. El mercurio es el principal agente contaminador del entorno.

Y ojo, esto no es un problema que afecte únicamente a las regiones o comunidades en Asia, América, o algún país de áfrica que nadie sabe situar en el mapa. El mecurio pasa a la cadena alimentaria y llega a nuestros supermercados porque peces como atún o pez espada sintetizan en el cuerpo ese metal.

De hecho hay una enfermedad, que se llama el síndrome de Minamata. Durante más de 30 años una empresa química en Japón estuvo arrojando residuos sin tratar al entorno dejando miles de muertos, personas con enfermedades neurodegenerativas y niños con graves lesiones de nacimiento. Algunos le llaman el Hiroshima del Mercurio.

Hay que eliminar el mercurio de la extracción de oro ya. Y en eso juegan un papel no sólo las empresas y grandes agrupaciones del sector, sino sobre todo los gobiernos y entidades supranacionales como es el caso de la Unión europea y Naciones Unidas.

Pero esta iniciativa debe partir desde la raíz, desde la base, porque no se puede dejar sólo en manos de Gobiernos que defienden sus intereses y han demostrado ser lentos e ineficaces en su modo de operar, como es el caso del papel de los Gobiernos en el Proceso de Kimberley.

El necesario paso adelante de la industria del diamante

Esta organización lleva 20 años operando, sobre todo a raíz de la conmoción social provocada por la película Diamantes de Sangre (que también se ha hablado aquí) pero no son pocos, incluso desde la propia industria, que la dan por amortizada. Que consideran que ya no es suficiente.

Según el PK ya solamente el 2% de los diamantes extraídos ‘puede proceder’ de zonas de conflicto. Pero claro, el problema está en que la definición de conflicto para ellos es solamente la de países democráticamente elegidos en los que operan grupos terroristas o rebeldes que se financian con diamantes para derrocar al gobierno.

Si no se cumple esa condición, los diamantes siguen pasando al mercado. Y por eso desde la propia industria, que en el Proceso Kimberley está representada por el Consejo Mundial del Diamante, se ha pedido por activa y por pasiva que se amplíe esa definición a otros conflictos, como los laborales, los sociales, las condiciones de pobreza, de trabajos casi esclavos.. pero no ha podido ser cambiada hasta ahora.

Eso si, no estamos hablando de toda la industria del diamante ni de todos los países, al contrario, son la minería. Tenemos ejemplos de éxito en Sudáfrica, en Namibia, en Botswana, que tiene la 3ª renta per cápita de áfrica gracias a la industria del Diamante. De hecho, hasta el Nelson Mandela envió en su momento una carta a los productores de la película Diamantes de Sangre para poner de manifiesto que, con todas las contradicciones, la industria del diamante era un soporte fundamental para la sociedad en Sudáfrica.

Por supuesto que hay abusos. En este periódico se denuncia cada vez que nos llega una noticia en este sentido. Hace un par de semanas la empresa minera Petra Diamonds se comprometía a pagar 6 millones de libras esterlinas para no llegar a juicio por abusos e incluso muertes por parte de sus guardias de seguridad a mineros ilegales que escarbaban en las inmediaciones de su mina de Tanzania. Eso hay que denunciarlo.

Lo que no puede ser es que de pronto aparezcan grandes empresas iluminadas que anuncian el cese del uso de diamantes naturales en sus joyas y cambiarlos por sintéticos porque son “fuentes de conflicto”.

Ahhmigo, ahora nos acordamos de los niños de África. Pues señores de Pandora, de los 80 millones de piezas de joyería que vendieron el año pasado sólo 50.000 llevaban diamantes, y además pequeñitos.

Además Pandora es miembro del RJC y sabe muy bien donde comprar diamantes con trazabilidad asegurada. Vamos, en Canadá, en Rusia, en Sudáfrica…namibia…. Y muchos otros más.

Por no recordarle a Pandora que la mayor parte de su producción se hace en Tailandia. Un país en el que gobierna con mano de hierro una Junta Militar y donde insultar al gobierno o la familia real se pena con cárcel.

ESO ES EL LAVADO VERDE. Y en este congreso también podemos ver una conferencia, que yo aún no he tenido la oportunidad de escuchar.

Pero para poner coto y arrojar transparencia en el origen del mercado del diamante están surgiendo iniciativas realmente interesantes en la industria, como la Asociación Diamonds Do Good, que trabaja en África para la formación de las comunidades locales y que ha gestionado millones de dólares a lo largo de esta pandemia para nutrir de medicinas y equipos a los hospitales. Por supuesto nunca es suficiente, pero ahí están.

Como también están otras iniciativas basadas en el compromiso y apoyadas en la tecnología como es el caso de Tracemark. Berta Serret, que es la directora general de Tracemark ha participado también en este congreso y se puede ver su conferencia. Además es una empresa española, que a través de la tecnología está de asegurando toda la cadena de producción de los diamantes. Desde la mina, hasta el corte, pulido, fabricación de joyería, y venta al público final.

Siempre se pueden hacer cosas si hay voluntad y compromiso.

El largo camino de las piedras de color

Hace unos meses publiqué un titular bastante desalentador: Según el presidente de la ICA, la asociación internacional de gemas de color, que agrupa a unos 700 fabricantes, mayoristas y minoristas de la industria, decía: Rastrear el origen de las gemas es más una aspiración que un hecho factible

"Apoyamos y comprendemos la importancia de la transparencia para el consumidor final. Aún así, también entendemos las particularidades del negocio de las piedras preciosas que hace que la trazabilidad total sea más un objetivo aspiracional que factible" añadía el presidente de ICA.

Esta complejidad tiene muchas razones y la principal es que existen más de 50 países productores con depósitos a pequeña escala y que se extraen por cientos de miles de mineros artesanales. La ICA pone algunos ejemplos de progreso realizados por las pocas grandes compañías que operan con minas de gemas de color. Y pone como ejemplo a Gemfields, una empresa de capital británico que opera minas en Mozambique y Zambia.

A ver. Avances en materia de trazabilidad es un hecho. Es cierto que su cadena de suministro es muy corta y va directamente al mercado sin apenas intermediarios. Pero también es cierto que hay muchas denuncias y alguna sentencia, por abusos y maltratos por parte de los ‘equipos de seguridad’ que la empresa tiene para proteger la zona minera, por los ‘intrusos’ que según ellos se cuelan en las zonas de extracción.

Este es un tema controvertido. Recomiendo ver el documental de Médicus Mundi Mediterránea que se llama La Fiebre del Oro en Mozambique, donde además del oro, nos habla también de la minería artesanal de rubíes en este país, y los roces o encontronazos que ha habido con Gemfields.

De ahí que el tema de la diversidad del origen de las piedras sea una asignatura pendiente del Sector. Mira, justamente este jueves pasado moderé un foro en el que estoy colaborando con la Asociación Española de tasadores de Alhajas y el tema de esa tarde era la Complejidad de las Piedras de Color en la tasación de Joyas. Y fíjate si es tanta la diversidad de su origen, que uno de los ponentes, el mayorista Antonio Negueruela, nos decía que por ejemplo en Sri Lanka, no hay nadie que no tenga en su patio una mina para intentar encontrar Rubíes.

Más allá de la anécdota, esa diversidad no significa que no se pueda apoyar el desarrollo de estándares y sistemas que sean más realistas y factibles para la gran mayoría de los actores, como también decía en la presentación oficial de este Congreso la directora genral del Consejo de Joyería responsable.

Y en este sentido tengo que recordar un artículo que publiqué hace unos meses con Jauma Labro, joyero español afincado en Japón, que en una charla para la Agrupación colombiana Corpojova recordaba precisamente esto: La clave para insuflar transparencia a este mercado es que las grandes marcas, las grandes asociaciones, también se involucren.

Pero es que además proponía algunas soluciones que a mi me parecieron muy interesantes: Una de ellas sería la ayuda de agrupaciones como el RJC para que se pongan en marcha, en origen, mercados donde la gente pueda llegar y se realice una pequeña subasta. “Es una forma de impulsar la competencia para al mismo tiempo pagar precios más justos. Y además esto se retroalimenta: Porque si ellos ganan más pueden organizar las cosas mejor” decía mi amigo Jauma.

Porque así se pueden crear organizaciones, cooperativas. Si las empresas y las grandes asociaciones lo creen es lo que va a pasar. Si para algunos es sólo marketing, pues no pasará nada. Y yo añadiría más: Si los Gobiernos tampoco lo hacen, tampoco pasará nada.

Y en esto precisamente viene a colación la estupenda conferencia que podéis ver en este congreso de la gemológa y distribuidora de gemas Carmen García Carballido, y que también ha tocado Alfredo González Notario en otra de las charlas.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención de lo que decía Carmen es que los procesos de minería, corte, exportación y venta de las gemas éticas, son los mismos que los de las gemas ‘menos éticas’. Ético, responsable, sostenible… bueno, las piedras no son éticas. Lo que es o no es ético son las personas que las manejan.

Y como decía Carmen la diferencia en este caso, en el caso de las gemas de origen responsable es que la cadena de suministro de ‘la mina al mercado’ es muy corta y las ganancias que hubieran tenido los múltiples intermediarios, se usan para pagar un salario justo a los mineros y a los lapidarios.

Además se garantiza la trazabilidad de las gemas y el comprador final recibe también un precio justo. Por eso este tipo de piedra no son necesariamente más caras para el consumidor.

Porque este es otro hecho: Estamos acostumbrados a que los productos que se apellidan éticos, ecológicos, sostenibles…. Oye, al consumidor le resultan más caros. Yo voy a un supermercado y en el puesto de productos ecológicos, pues ves la fruta tres veces más cara. Y eso no es asumible para la gran mayoría de consumidores.

Hace también un repaso a fantásticas iniciativas de creación de riqueza en el origen, como puede ser el Proyecto Mojo Gems de Tanzania, o como es el caso de las mujeres de la ‘Navajo Nation’ (Arizona) que recogen granates que sacan las hormigas al construir su hormiguero.

Otras iniciativas pasan por la formación, por la educación, por la construcción de un tejido social en el origen, porque también hay que tener en cuenta un factor: La minería, las piedras, son un recurso finito y que en algún momento acabará agotándose. ¿Qué ocurrirá con esa gente si no le ayudamos a construir una alternativa?

Pero claro, volvemos al origen de este apartado. Estas iniciativas son minoritarias. Esta forma de trabajar no es a día de hoy asumible por el mercado porque cubren una parte infinitésima de la demanda.

De ahí que debamos empezar todos, remando en el mismo sentido desde este sector porque nadie lo va a hacer por nosotros.

Para acabar, una frase que escuché hace muchísimos años en algún documental sobre JFK. Kennedy se preguntaba: ¿Cómo se salta una valla, un muro? (fíjate que de actualidad están ahora los muros, lamentablemente). Y respondía él mismo: “Pues lanzando tu sombrero al otro lado”.

Y es que cuando hay algo que te afecta, que se convierte en personal, es cuando aparece la voluntad de hacer algo. Y vosotros, los que estáis allí al otro lado de la pantalla, tenéis ya esa voluntad por el simple hecho de pararse a escuchar lo que a lo largo de estos días de Congreso han dicho quienes han participado.