“Se trata de la gran oportunidad para que la industria joyera genere un verdadero impacto social, económico y ambiental”, explica el documento, que pone de relieve la complicada situación por la que atraviesa esta actividad en el mundo y que, en algunos casos, se está viendo al borde del colapso debido a la pandemia del Covid-19.
Las organizaciones firmantes “invitan” a los grandes proveedores de oro del mercado internacional a “normalizar” esta actividad, para que las comunidades que dependen de la extracción artesanal, especialmente en África y América Latina, normalicen su producción y puedan trabajar en un marco económico, legal y socialmente estable.
Como hemos venido publicando en GOLD&TIME desde hace años, la producción de oro procedente de la minería artesanal y a pequeña escala (MAPE), supone en torno al 40% de la producción mundial de oro pero en la gran mayoría de los casos, las condiciones de trabajo resultan penosas y las mafias locales se llevan la mayoría de los beneficios.
“No queremos dar la espalda a la minería artesanal y a pequeña escala”, añade el escrito, en un sector del que viven directamente unas 45 millones de personas en el mundo y cerca de 150 millones de forma indirecta.
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