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Los clientes de De Beers buscan una salida en el diamante sintético

miércoles 13 de noviembre de 2019, 07:00h
Una factoría de corte y pulido de diamantes en Surat, India.
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Una factoría de corte y pulido de diamantes en Surat, India.
El mercado de la joyería con diamantes sintéticos, o creados por el hombre, ya ha dejado de ser un horizonte a medio y largo plazo, y los principales compradores de diamantes naturales del mundo empiezan ya a subirse a este carro para no llegar tarde a una oportunidad de negocio en la que muchos empiezan a posicionarse seriamente.

Entre ellos se encuentran los llamados sightholders de De Deers, entorno a 80 grandes compradores de diamantes en bruto, que son quienes controlan gran parte de la oferta mundial de esta gema. Precisamente el último en anunciar su entrada en la producción de diamantes creados en un laboratorio ha sido el indio Dilip Mehta, presidente de una de las firmas más destacadas del mercado del diamante natural, Rosy Blue Alliance, que está valorada en 1.500 millones de dólares.

Según cuenta a los medios locales el empresario en "pocas semanas" estará a punto una planta de producción de este tipo de gemas en China con la que espera introducir en el mercado indio, el de Estados Unidos y de Oriente Medio en torno a los 25.000 quilates anuales de diamantes sintéticos pulidos, aunque con una empresa diferente, no vinculada a Rosy Blue para "no mezclar ambas líneas de negocio", puntualizaba.

¿La razón? La falta de rentabilidad en el mercado del diamante en bruto. "La manufactura de diamantes naturales está perdiendo dinero" asegura el empresario, que achaca a la sobreoferta de stock y a la escasez de márgenes una falta de rentabilidad que quieren suplir con los sintéticos. Una situación a la que se une la falta de liquidez, puesto que la banca ha reducido sustancialmente la financiación de operaciones con las que se adelantaba el dinero para adquirir más gemas en bruto.

Beneplácito de De Beers

Esta exploración de nuevas vías de negocio con el diamante sintético, a la que según fuentes del sector se han sumado ya otros grandes compradores de De Beers, cuenta con el visto bueno del gigante minero que, a la sazón, fue el primero en mover ficha en un mercado titubeante con el lanzamiento de su marca propia, Ligthbox, a mediados del año pasado.

De Beers sabe que buena parte de su clientela (cerca de 80 grandes compradores en total), más pronto que tarde verán en el mercado del diamante sintético una buena oportunidad de negocio. Además, clientes como los de Surat, en India, ya están alternando el corte y pulido de diamantes naturales con los de sintéticos y su producción creció un 111% en el último año, con un volumen de negocio de 200 millones de dólares, según los datos del Consejo Indio de Exportación de Gemas y Joyas.

Y si la firma minera fue la primera en abrir fuego en este mercado, ahora también quiere también marcas las reglas de la competencia en este mercado y tiene previsto lanzar un manual o código ético entre sus clientes para evitar que la competencia alcance niveles insportables entre ellos. Así, "no se permitirá" asociar publicitariamente a los diamantes sintéticos con términos o valores como la sostenibilidad o la ética social o ambiental, en comparacion con los naturales.

De hecho esas son las tesis sobre las que trabajan grandes organizaciones como la Confederación Internacional de Joyería (CIBJO), y también instituciones gubernamentales como la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, aunque no todas las empresas respetan esas reglas, entre ellas algunas españolas como la recientemente creada David Locco.

En todo caso el poder de convicción de De Beers sigue siendo fuerte y todo hace pensar que sus principales clientes seguirán por esa senda al menos mientras el mercado del sintético continúe siendo una pequeña porción (en torno al 2%) del consumo global de diamantes.