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Un momento de la mesa redonda dedicada a los diamantes en el encuentro organizado por el FT. Desde la derecha, Jean-Marc Lieberherr, Stephen Webster, Stephen Lussier, y Laura Chávez.
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Un momento de la mesa redonda dedicada a los diamantes en el encuentro organizado por el FT. Desde la derecha, Jean-Marc Lieberherr, Stephen Webster, Stephen Lussier, y Laura Chávez.

Diamantes naturales Vs sintéticos: Distintos pero quizá no tan contrapuestos

martes 21 de mayo de 2019, 07:00h
Ayer asistimos en Madrid a un nuevo debate entre la industria minera y los vendedores de diamantes sintéticos. Un diálogo que quedó en ‘tablas’, con las mismas posiciones que desde hace tiempo venimos publicando y sin alcanzar demasiados puntos de acuerdo. Se echó en falta a algún representante de peso entre los productores de diamantes de laboratorio, así como una actuación más incisiva por parte de la moderadora.

La ‘mesa redonda’ se celebró en el Hotel Palace dentro de la Cumbre organizada por el periódico británico Financial Times, a la que acudieron cerca de 300 asistentes y ponentes de todos los ámbitos del lujo, y que concluye hoy martes.

Stephen Lussier | De Beers

“Un diamante producido en una máquina jamás podrá imitar la rareza de un natural”. Con esa declaración de intenciones iniciaba su intervención el presidente de Forevermark, la marca de alta joyería del grupo De Beers.

Y es que la postura del gigante minero sigue fiel a separar claramente ambos tipos de diamantes: “los genuinos son los que la tierra produjo hace millones de años”, sentenciaba Lussier en su presentación, aunque sin desechar el nicho de negocio que les ofrece su marca de diamantes creados en laboratorio, Lightbox, y para la cual tienen previsto invertir 100 millones de dólares en una nueva planta de producción en Oregón, Estados Unidos.


Hay un diálogo deshonesto con los consumidores y una deliberada falta de información sobre el carácter ético o ambiental vinculado a este tipo de diamantes


Los diseños elaborados con gemas creadas por el hombre forman parte para De Beers de la fashion jewellery –término que se puede traducir por bisutería— y no les niega su carácter “atractivo y llamativo” pero manteniéndolas a un nivel muy por debajo de los diamantes producidos por la tierra.

Por este motivo desde De Beers aseguran que “nunca” destinarán este tipo de gemas a la joyería nupcial puesto que “los anillos de compromiso son otra cosa” apuntaba Lussier “representan momento especial de nuestra vida y un diamante creado no ofrece eso”.

El presidente de Forevermark no desaprovechó la oportunidad para lanzar un dardo a los productores de diamantes creados en laboratorio afirmando que “hay un diálogo deshonesto con los consumidores” y una “deliberada falta de información” sobre el carácter ético o ambiental vinculado al origen de este tipo de diamantes, en contraposición con los naturales.

Jean-Marc Lieberherr | CEO Diamond Producers Association (DPA)

El directivo de la Asociación de Productores de Diamantes siguió apuntalando la idea de “falta de transparencia” de cara al consumidor por parte de algunos fabricantes de sintéticos y recordó “la llamada de atención” que hace poco más de un mes realizó la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos a ocho laboratorios de ese país, a quienes instaba a cesar su “publicidad engañosa” bajo la amenaza de “fuertes sanciones”.

Como ya publicó este Diario, la misiva de la administración norteamericana recordaba a esos fabricantes que su legislación prohíbe expresamente el empleo de términos ambiguos como “diamantes ecológicos”, “diamantes verdes” (green diamonds) o “diamantes cultivados”, entre otros, como venían resaltando algunos de esos productores en sus páginas web.


Los laboratorios triplican las emisiones contaminantes de la minería tradicional por el uso masivo de energía y las fuentes renovables no son suficientes


El presidente de la DPA —entidad que agrupa al 80% de la producción minera— recordó también su reciente informe donde aseguran que los laboratorios “triplican las emisiones contaminantes de la minería tradicional” debido al “uso masivo de energía” para poder producir los diamantes y niega que el empleo de fuentes renovables sea “suficiente” para satisfacer las necesidades de esta industria.

Lieberherr realizó también un breve repaso a la situación del mercado del diamante natural previendo que en 10 años la producción descenderá entre el 3% y el 4%, lo que podría afectar al alza de los precios si no se descubren nuevos yacimientos.

Por otro lado, aseguraba, si 2017 fue un año record de producción y venta de diamantes –con 150 millones de quilates (+12,5%) por un valor de 15.800 millones de dólares (+28%)— las previsiones para este 2019 van por un camino similar, teniendo en cuenta el alza del consumo en los mercados asiáticos, pronosticó.

Laura Chavez | Fundadora de Lark & Berry

La representante del mercado de los diamantes sintéticos fue quizá la ‘rival más débil’ de la tarde por su exiguo conocimiento gemológico y sobre el mercado global de esta industria, aunque sí proporcionó algunos detalles de interés sobre los hábitos de compra de sus clientes.

Chavez quiso desmentir el tópico que da por hecho que los principales y potenciales clientes de este tipo de joyería son los millennials (entre 19-39 años) afirmando que su clientela ha venido evolucionando y ya abarca “cualquier rango de edad y de tipología de cliente”.


Cuando explicas qué es un diamante sintético y cómo el ser humano ha sido capaz de imitar a la naturaleza, los clientes comienzan a verlos con otros ojos


“Es cierto que en un principio nos enfocamos hacia ese público en concreto pero con el tiempo hemos detectado que, cuando explicas a cualquier cliente qué es un diamante sintético, cómo se produce y cómo el ser humano ha sido capaz de imitar a la naturaleza, los clientes comienzan a ver esta joyería con otros ojos” aseguraba la fundadora de Lark & Berry.

La diseñadora explicó también que uno de sus productos estrella son los anillos de boda y de compromiso, algo a lo que aún pocos fabricantes se han atrevido a dar el paso, y explicó que la razón reside en que “no vendemos sólo diamantes; vendemos joyería, vendemos diseño” y eso “va más allá de la piedra en sí”, añadía Chavez.

En un amago de ataque a la industria del diamante natural Chávez recordó la “degradación medioambiental” provocada por la minería y también los “abusos” que los trabajadores sufren el algunas zonas productoras pero su opinión fue rápidamente neutralizada por los dos portavoces de los diamantes naturales, recordando los “programas de inversión de la industria en aspectos como la salud, la educación o la creación de infraestructuras” en las comunidades locales, sin olvidar mencionar “la riqueza que la minería del diamante genera entre cientos de miles de familias”.

Stephen Webster

Quizá la opinión más equidistante la pudimos encontrar en Stephen Webster, diseñador y fundador de la firma homónima, que trabaja con diamantes naturales pero también lo hace con sintéticos.

A finales del año pasado el diseñador creó para Atelier Swarovski —la marca de joyería de la enseña austriaca que también vende piezas con diamantes de laboratorio— una colección de 15 piezas llamada Double Diamond, con precios que van desde los 3.000 a los 7.500 euros, aproximadamente.

Una de las piezas de Stephen Webster para Swarovski, en una colección que emplea dimantes sintéticos pero que al mismo tiempo rememora la estructura octaédrica de los naturales en bruto.

Webster no ve el problema de emplear uno u otro tipo de diamante y todo viene, a su juicio, marcado “por el concepto del diseño y por el público al que van dirigidas las piezas”, asegura. El diseñador pronosticaba en su intervención “grandes cambios” a no muy largo plazo pero también puntualizaba: “Yo no vendo joyas para ver qué será de ellas o qué costarán dentro de 20 o 30 años, sino para que quienes las compran disfruten del momento”.

La perspectiva del empresario es clarificadora y para él, el empleo de estas gemas artificiales “puede verse como una puerta de entrada al mercado del diamante para las generaciones más jóvenes” ya que el precio es un factor determinante a la hora decantarse en una u otra dirección. “Son productos distintos, pero no necesariamente contrapuestos”, concluía Webster.