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¿Por qué no figuramos entre esos nuevos lujos anhelados por tantos?

¿Por qué no figuramos entre esos nuevos lujos anhelados por tantos?
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miércoles 31 de octubre de 2018, 07:00h
La presidenta de la Asociación Española de Tasadores de Alhajas (AETA) nos brinda hoy una potente reflexión sobre el poder de atracción del lujo aunque no sin cierto desasosiego, pues Erika Junglewitz se pregunta cómo es posible que, siendo estos artículos tremendamente anhelados por la mayoría del público, la joyería, sin embargo, no está sabiendo ocupar el lugar que le corresponde entre los deseos de los potenciales clientes.
Erika Junglewitz.
Erika Junglewitz.

Acercándonos a las fiestas navideñas quiero volver a hablar del tema más común que estoy palpando cuando escucho a compañeros, amigos y alumnos que trabajan en nuestro sector. Prácticamente al unísono se lamentan de que las ventas van mal, que buenas tiendas están cerrando y que en fin el mercado no sale de su profunda crisis desde hace más de 20 años.

Por otra parte, me llegan noticias contrastadas sobre el auge y buen comportamiento en España del mercado de lujo. Han creado asociaciones específicas como el Círculo Fortuny, que integra a marcas españolas de prestigio, que hablan de un crecimiento de ventas cercano al 50% en los últimos 5 años.

Es un fenómeno que se puede observar a nivel europeo a través de la European Cultural and Creative Industries Alliance que promociona y empuja este mercado, aunque no me consta que entre ellos haya algún joyero o empresa joyera. Se da un valor añadido a un diseño único y a una artesanía bien hecha, preferiblemente en Europa. Se alejan intencionadamente del modelo de usar y tirar.

Esto no solamente pasa con la moda y los complementos, se extiende por todos los sectores, hasta los cosméticos artesanales, la gastronomía, las granjas que cuidan sus productos según métodos ancestrales y todos ellos cobran un mayor precio por su mercancía que digamos los industriales. Se habla de coches de lujo, de hoteles únicos, de vinos especiales, de sastres que se desplazan por los continentes para tomar medidas a sus clientes.

¿Qué hemos hecho mal, que las personas que pueden permitirse el lujo de calzar unos Blahnik, llevar un foulard de Hermés o un bolso de Cartier, no demuestran interés en las joyas del mismo valor?

¿Pero qué pasa con nuestra joyería? ¿Porqué no figuramos entre estos ‘nuevos lujos’ anhelados por muchos? Me consta que hay muchos diseñadores que venden o por lo menos lo intentan, sus joyas, piezas únicas, hechas a mano y en España. Pero me parece que son excepciones y se pierden como un grano de arena en la playa.

Me consta también que hay asociaciones como Joyas de Autor que intentan de promocionar este nicho de mercado y apoyar a sus socios. Que sigue siendo esto, un nicho y que tampoco suele alcanzar la idea de un lujo "autentico" al carecer sus productores de la capacidad económica de convertir sus creaciones en piezas únicas al estilo Harry Winston, Van Cleef, Boucheron o tantas otras, pero todos del siglo pasado.

¿Qué hemos hecho mal que las personas que se pueden permitir el lujo de calzar unos Blahnik o Jimmy Choos, llevar un foulard de Hermés (¿Sabéis que Hermés, una empresa familiar al 70%, vale más en bolsa que Telefónica?) o un bolso de Cartier, no demuestran interés en llevar joyas del mismo valor? Porque solamente se ve en la alfombra roja de la entrega de los Oscars joyas que llaman la atención al público? Se habla de la importancia y tendencia de los distintos escotes, pero no de los distintos collares que debería llevar cada uno.

Porque presumir de joyas o invertir en ellas tiene una connotación negativa, aunque no es así con otras propiedades de lujo. Nos pasa que en España hay un pudor reciente y al alza de llevar las joyas de la abuela en una fiesta de relumbrón y en vez de esto nos preguntan a los tasadores cómo mejor deshacerse de ellas.

Tenemos un considerablemente aumento de casas de subastas, y un mercado online de joyas de segunda mano. ¿Quiénes son estos compradores? Y cuándo y dónde se ponen estas joyas adquiridas? De cualquier forma, nos podemos contentar que a través de este mercado se evita de fundir y deshacerse de tantas joyas y obras de arte, como ocurrió en un pasado no tan lejano.

Erika Junglewitz es la presidenta de la Asociación Española de Tasadores de Alhajas