Un análisis realizado por el experto en diamantes Paul Zimniski muestra cómo los precios de los diamantes sintéticos continúan cayendo frente a las piedras naturales y, sólo en el último año, estos han descendido desde el 11% y el 20%, hasta el entorno del 28% - 40% en algunos casos. Esto supone que prácticamente se ha duplicado la rebaja frente a los naturales en sólo un año, asegura Zimnisky.
Los diamantes creados en laboratorio continúan abaratándose respecto a sus equivalentes naturales afianzados por las mejoras en los métodos de producción y la creación de nuevas factorías para su fabricación, que se instalan van desde China a Estados Unidos, pasando por Rusia, los principales productores.
Por poner sólo un ejemplo: Si el coste de un diamante natural incoloro en talla brillante de un quilate, color F-H y claridad VS se vendía en torno a los 5.850 dólares en marzo de 2017, actualmente su precio se sitúa sobre los 6.150 dólares; un 5 % más elevado. Del lado contrario, el precio de su equivalente sintético en el mismo periodo habría variado de los 4.850 dólares hasta los 4.350, lo que supone un descenso del 10%.
Esta variación supone que, mientras el sintético era en 2017 un 17% más económico que el natural, actualmente esta rebaja asciende al 29%, lo que supone una variación del 71% en tan sólo un año, explica el analista. Y a mayor tamaño, el descuento es aún más elevado.
Un potencial de producción prácticamente ilimitado
Y esta distancia no está haciendo sino incrementarse conforme aumenta la producción. Según Zimniski, la actual producción de diamantes sintéticos destinados a joyería se situaría por debajo del 10% del total, lo que supone unos cinco millones de quilates, mientras que la de diamantes naturales calidad gema se estima en unos 60 millones de quilates para este año.
“Se ve claro que la distancia entre ambos precios seguirá aumentando, especialmente en los diamantes ‘genéricos’ destinados a joyería; es decir, los que no tienen el soporte de una gran marca joyera detrás”, asegura el analista.
Además, “de medio a largo plazo el cambio será más que sustancial” una vez que buena parte de los diamantes de gran calidad no van destinados únicamente a joyería, sino que hay un enorme abanico de aplicaciones tecnológicas y científicas esperando a que el precio se abarate aún más, asegura Zimniski. “La comunidad científica y tecnológica no ha hecho hasta ahora más que ‘rozar’ la superficie de los diamantes en cuanto a las aplicaciones ilimitadas de esta gema para uso comercial”, añade.