El nuevo dispositivo del GIA utiliza la espectroscopía para diferenciar los diamantes y abarcará todo el rango de color (D-a Z) y a partir de 0.005 quilates, aunque no incluye los diamantes fancy. Con todo, el aparato no da un diagnóstico definitivo, sino que las gemas ‘sospechosas’ de ser sintéticas o tratadas deberán remitirse a laboratorio para un examen más minucioso.
Según el Instituto, el instrumento está pensado para los joyeros minoristas y, aunque aún no ha trascendido el precio, la idea es que su coste sea “muy ajustado”, explican desde el GIA. “Una de las mayores preocupaciones actuales es que se puedan vender diamantes no naturales desconociendo su origen, de ahí
este nuevo aparato que aporta más confianza a los consumidores” añade la presidenta del GIA, Susan Jacques.