El fabricante suizo Louis Erard presenta su reloj más terrorífico: Le Regulateur, en colaboración con Konstantin Chaykin. Un encuentro entre dos maestros relojeros que tiene como resultado una extraña criatura: un monstruo tuerto al que los mecánicos dan vida.
En esta nueva pieza, Konstantin Chaykin reinterpreta la figura mitológica de Likho, e un grotesco cíclope con boca de sierra, y consigue un modelo de reloj en el que, al contrario que lo habitual, es el tiempo el que mira a las personas, ya que la hora es un ojo único, grande y redondo.
El fabricante de relojes suizos, Louis Erard, se ha convertido en mentor de colaboraciones interdisciplinarias bajo la dirección de Manuel Emch. Konstantin Chaykin, por su parte, es miembro de la AHCI (Académie de Relojería de Creadores Independientes) y cuenta con una gran reputación en el singular mundo de "los relojes con cara", a través de la colección Wristmons, 'monstruos de muñeca', que fue lanzada en 2017 y ha ido ampliándose cada año desde entonces, como "una gran familia de villanos felices".
Esta mirada ciclópea, tal y como explica Louis Erard, retoma los elementos originales de los Wristmons y, más concretamente, del primer reloj Joker de Konstantin Chaykin, cuyos ojos estaban formados por discos blancos marcados con un punto, tanto la pupila como el indicador.
Sin embargo, el cíclope Likho no viene de Grecia, sino que ha cruzado los Balcanes, y su creador, Konstantin Chaykin, explica cómo surgió: "Cada Halloween creaba un nuevo tipo de monstruo, es decir, relojes de pulsera con un tema de Halloween, como el reloj con cabeza de calabaza y el reloj de Drácula, por ejemplo. Buscando ideas para esta historia, recurrí al personaje tuerto de Likho de los cuentos de hadas".
El cíclople Likho
De esta forma, Todo estaba listo para el encuentro con Konstantin Chaykin en la creación de Le Regulateur. Una carta blanca, pero con la imposición de respetar la arquitectura de la firma, con minutos centrales, horas al mediodía y segundos a las seis. Todo lo que le quedaba a Konstantin Chaykin por hacer era construir la cara con el ojo de Likho como una especie de amuleto protector contra los malos espíritus.
En cuanto al segundero pequeño de las seis, el relojero lo revistió en un disco de dientes puntiagudos, girando como la boca devoradora de un ogro. "Recordé a Francisco Goya y su Saturno devorando a uno de sus hijos. Pensé en un cuento de Stephen King, Los Langoliers, devoradores de tiempo", recuerda Chaykin.
Para completar el personaje caricaturesco, el maestro relojero ha jugado con "combinaciones específicas de dedos", que le dan al conjunto la apariencia de una flecha: una punta en un extremo, un plumaje en el otro; un dedo extendido en un lado, un signo de los cuernos en el otro extremo. Sin embargo, el relojero añade que "depende de cada uno interpretar el significado".
Esta singular criatura se completa con una correa de sapo negro y se presenta en dos versiones. Un círculo horario morado para la pieza de 39 mm y uno verde para la de 42 mm, ambos al impactante precio de 4000 francos. Las dos variantes forman un díptico, propuesto en una caja especial a 7900 francos y limitado a solo 28 piezas.