Estas joyas pertenecieron a la duquesa María Pavlona y fueron sacadas de contrabando de Rusia durante la Revolución de 1917 con la participación de un aristócrata británico, amigo de esta.
El valor del broche y los pendientes que hacen juego había sido estimado entre 300.000 y 500.000 francos por la casa de subastas
Sotheby's, que se encargó de la venta.
Según el relato histórico, el británico se presentó vestido de paisano en el palacio de la duquesa, donde el hijo mayor de esta y un sirviente de confianza le entregaron las valiosas joyas, que desmanteló para esconderlas entre papel de periódico viejo antes de embarcarse con ellas en un viaje de tres días en tren hasta el balneario de Ki slovodsk en el Cáucaso.
El aristócrata partió a Londres con un total de 244 joyas, que transportó en un maletín tipo médico conocido como Gladstone y que luego depositó en un banco. Dos años después, la duquesa pudo llegar a Europa e instalarse en París, donde murió poco después por su mal estado de salud.