Porque, si de algo no me cabe la menor duda es del hecho de que el concepto del comercio, tal y como lo conocemos, ese concepto de la tienda abierta a nuestros clientes, en muchos casos, de toda la vida, ha partido y no va a volver. Si algo nos tiene que servir de enseñanza, de toda esta tragedia - y tragedia ha de llamarse a algo que, por más que no queramos oirlo, va a enterrar a entre el 15% y el 25 % de los comercios de nuestro Sector- es el hecho de que estamos obligados a adaptarnos a un mundo empresarial que se va a caracterizar por la más absoluta inmediatez y celeridad en el cambio.
Un minúsculo virus puede decirnos que es capaz de obligarnos a cerrar por largo tiempo; que nos puede abocar - ayudado por la ceguera y la ambición de poder de quienes, en cada caso, nos gobiernen- a tener que "echar el cierre", al destrozar nuestras vías de ingresos y dejar en pie, como insectos devoradores, sobrevivientes tras la explosión devastadora, todos los gastos fijos de nuestros negocios, sin medios para afrontarlos.
Hemos de aprender a servirnos de las redes sociales y los medios digitales como canales de venta y promoción. Hemos de saber dirigirnos, de forma directa, por medios telemáticos, a nuestros clientes, para asesorarles sobre sus preferencias, gestionar y servir sus pedidos, y organizar y agilizar sus compras y pagos.
En resumen, nuestro Sector, hasta ahora tan avejentado e inmovil en una mayoría, debe despertar, "ponerse las pilas", como dicen los jóvenes, y acostumbrarse a SOBREVIVIR y medrar en un mundo que se va a hacer cambiante a toda prisa.
Porque en un escenario salvaje - y es lo que se nos viene encima - hay que aprender a adaptarse o morir. Por si alguien no lo sabía, Darwin también, tuvo ideas que son aplicables a la "especie" de los Joyeros.
Fernando Yandiola es abogado y director de Yandiola & Rodríguez, Asesores Empresariales, S.L.