Bustinza fue el continuador de una saga familiar iniciada en los años 60 por su padre, Domingo, que comenzó viajando a Córdoba para llevar hasta Bilbao la producción del entonces centro neurálgico de la joyería española. Tras una temporada con un establecimiento en la Plaza del Museo de Bilbao, pasó después a tener presencia en el Casco Viejo de la ciudad vasca.
Pero fue con la segunda generación, de la mano de Juan Bustinza y su esposa María Victoria cuando comenzó la verdadera fase de apertura, comenzando a ampliar sus propios procesos de diseño y producción de joyería y saliendo a ferias nacionales (Iberjoya, Madrid Joya...) e internacionales, como Vicenza Oro y Hong Kong.
Hoy día, ya con la tercera generación encarnada en sus tres hijos (Cristina, Juan y Victoria), Bustinza es uno de los fabricantes más sólidos y de prestigio en el panorama joyero español, que fabrica y distribuye sólo para profesionales.