“La metodología de extracción mínimamente destructiva (entre 10 y 20 miligramos) puede ofrecer una identificación concluyente de las especies de moluscos a las que corresponde una perla, a diferencia de otros métodos actualmente disponibles en gemología en la actualidad”, señala el director de la entidad, Michael S. Krzemnicki.
La toma de ADN ofrece ventajas para la investigación y el comercio de gemas orgánicas y brinda una nueva opción para aumentar la transparencia (a través del origen y la determinación de especies) y para abordar el fraude o el comercio ilegal mediante la separación de especies protegidas de las no protegidas.
Para los corales, la determinación de las especies puede contribuir considerablemente a la conservación de recursos y también proporcionar más información sobre la procedencia de piezas históricas de gran valor.
En el caso del marfil, aunque la determinación del origen basada en el análisis de ADN ya ha sido posible (Wasser et al., 2004), sin embargo, la metodología disponible requiere grandes cantidades de material de muestra y, por lo tanto, no es apropiada para joyas u otros artículos que no se pueden probar destructivamente.
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