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REPORTAJE | LUZ SOBRE LOS DIAMANTES SINTÉTICOS

Egor Gavrilenko: Los sintéticos nunca podrán tener la magia de los diamantes naturales

martes 26 de septiembre de 2017, 07:00h
Egor Gavrilenko: Los sintéticos nunca podrán tener la magia de los diamantes naturales
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Egor Gavrilenko es doctor en Geología, gemólogo y especialista en Diamante, además de director del Laboratorio de Análisis y Certificación del Instituto Gemológico Español (IGE). Gravrilenko es, además, uno de los mayores expertos de nuestro país en diamantes sintéticos y responde en esta entrevista a las preguntas de Jorge Rojas, como parte del amplio reportaje 'Luz sobre los diamantes sintéticos'.

La belleza es una de las más importantes características de las gemas, así como uno de los elementos que los diseñadores buscamos en nuestras creaciones. ¿Desde un punto de vista estético los diamantes sintéticos poseen las mismas características que los naturales?
Sí, la belleza de las gemas radica sobre todo en su color y brillo. En el caso del diamante, aunque existen diamantes de colores intensos, llamados colores fantasía, la inmensa mayoría pertenece a la serie incolora. Estos diamantes varían desde totalmente incoloros a ligeros matices amarillentos, siendo sus mayores atractivos el fuerte brillo y la dispersión ––la capacidad de descomponer la luz blanca que se refracta a través de la gema en colores espectrales––. El fuerte brillo del diamante es debido a su índice de refracción muy elevado, mientras que su alta dispersión permite observar los destellos de colores al mover la gema.

Los diamantes sintéticos, a diferencia de las imitaciones, tienen la misma composición química y la estructura cristalina que los diamantes naturales, en esencia es el mismo material pero obtenido por el hombre. Sus propiedades físicas ––índice de refracción, dispersión, dureza–– son idénticas a los diamantes naturales, por lo cual, objetivamente, podemos concluir con no puede haber diferencia estética entre estos dos materiales.

Hay un temor recurrente en el sector; el miedo a que los diamantes sintéticos se vendan como naturales y que ya hayan entrado en el mercado o que en pocos años inunden las joyerías como si fueran naturales. Cada vez es más habitual que los joyeros solicitemos certificados para diamantes superiores a medio quilate, en estos casos el precio del análisis se puede amortizar con el valor de la piedra, ¿Pero qué pasa con los diamantes pequeños? ¿Cómo distinguirlos? ¿Ha evolucionado el desarrollo de los equipos de análisis, o sigo dándose el caso que resulta más caro el análisis que lo analizado?
Es una preocupación razonable, hay cada vez más noticias de ventas de diamantes sintéticos, declarados como tales o no. En el Laboratorio del IGE desde el mes de octubre hemos tenido tres casos de detectar diamantes sintéticos para la sorpresa de los clientes que los tenían por naturales. Eran de tamaños muy diferentes, desde un lote de melee (1.3-2 mm) que intentaban vender como natural hasta una sortija con diamante sintético montado de casi 3 quilates.

Además, hemos analizado numerosas muestras de diamantes sintéticos adquiridos como tales por el IGE o por nuestros colaboradores, para ir ampliando nuestra base de datos de sus características.
Para más preocupación, se han publicado noticias de diamantes sintéticos con falsas inscripciones laser en el filetín, correspondientes a los números de certificados de otro diamante natural de idéntico peso y características. Es decir, incluso observando una inscripción laser con número de certificado de un laboratorio fiable, habría que comprobar que la piedra es la misma y no es sintética (observar dibujo de las inclusiones o al menos comprobar el tipo de diamante para casos de pureza alta).

Hay métodos sencillos para distinguir los diamantes sintéticos o al menos para tener sospechas razonables de su naturaleza. La observación de inclusiones, el magnetismo, la birrefringencia anómala, la fluorescencia, la transparencia a la luz UV de onda corta, la observación del espectro óptico... Todos estos métodos de gemología clásica pueden ayudar en la gran mayoría de los casos.

Puedo decir que todos los diamantes sintéticos detectados en nuestro laboratorio no pasarían estos sencillos controles que puede aplicar cualquier joyero. Su uso se explica más a fondo en un artículo que hemos publicado en la web del IGE en enero, a disposición de todos los profesionales del sector (Identificación de diamantes sintéticos mediante métodos gemoló-gicos básicos).

Por supuesto, para aplicar estos métodos hace falta una pequeña inversión en aparatos sencillos y en formación. Para ello también ofrecemos un curso teórico-práctico de cinco horas, observando decenas de muestras de diamantes naturales, sintéticos y tratados.

Para los casos que no pueden ser resueltos de esta mantera, lo más seguro es acudir a un laboratorio gemológico. Para diamantes pequeños y lotes, donde la certificación completa podría ser no rentable, se puede hacer una simple consulta verbal sobre la naturaleza de los diamantes. Es un servicio muy rápido y económico, en nuestro laboratorio cuesta entre 15 y 25 euros.

¿Actualmente los análisis para diferenciarlos requieren de equipos costosos, o se pueden analizar con los equipos más habituales en pequeños laboratorios gemológicos?
Afortunadamente, todos los diamantes sintéticos incoloros perteneces al tipo II, prácticamente no tienen nitrógeno en su composición. Los diamantes de este tipo también existen en la naturaleza pero su proporción es muy pequeña, se estima alrededor de 2%. Muchos métodos sencillos, como los mencionados anteriormente, permiten diferenciar los diamantes de tipo I de los de tipo II. Si nuestro diamante incoloro es de tipo I, como van a ser 98% de los casos, nos podemos quedar tranquilos, es natural.

Si tenemos un diamante incoloro de tipo II, puede ser natural, pero puede ser sintético, obtenido por el método HPHT o CVD. Además, si es natural, puede ser tratado por alta presión y alta temperatura (tratamiento HPHT) para mejorar su color, hacerlo más incoloro. Para la correcta identificación de este tipo de diamantes hacen falta métodos analíticos más avanzados, también disponibles en el Laboratorio del IGE, como son las espectroscopías FTIR, Raman-PL (a temperatura ambiental y enfriando la muestra con nitrógeno líquido), UV-Vis-NIR y el equipo DiamondView.

Estos equipos también nos ayudan a analizar diamantes de colores fantasía y pequeños diamantes montados en objetos de joyería, donde los métodos más sencillos no se pueden aplicar. Además, sirven para una multitud de tipos de análisis en otras gemas.

En muchas ocasiones los compradores de joyas son muy poco exigentes, realizan compras por varios cientos o miles de euros y ni siquiera se preocupan por solicitar un comprobante de la ley del metal o un certificado firmado por un gemólogo de la joya que está adquiriendo. Afortunadamente las nuevas generaciones de compradores son mucho más exigentes, se informan por Internet, comparan y quieren saber lo que compran. Comprar diamantes sin recibir los certificados correspondientes va a ser cada vez más difícil, y más ahora que los diamantes sintéticos han venido para quedarse.
Comprar cualquier gema de cierto valor sin un certificado gemológico es una práctica de mucho riesgo. Al no ser obligatorio, depende del propio cliente exigirlo o del propio vendedor ofrecerlo para evitar cualquier tipo de sorpresas desagradables. Además del posible cambio de mentalidad generacional, lo que estamos viendo es un auge del comercio online, mucho más distante e impersonal, donde acompañar una venta con un certificado de calidad emitido por un organismo independiente ayuda muchísimo a la venta.

En el Laboratorio del IGE tenemos cada vez más volumen de certificaciones destinadas a este sector, tanto para diamantes como para piedras de color, sueltas y montadas en joyas. Además, se certifican gemas cada vez más económicas ––las variedades de cuarzo, topacios, granates, peridotos, etc.–

Los diamantes sintéticos aunque más económicos que los naturales siguen siendo caros, ¿las personas que adquieren este tipo de diamantes, al haber también diferentes calidades, pueden solicitar a los laboratorios gemológicos análisis y certificados para conocer su calidad?

Sí, podemos graduar la calidad de diamantes sintéticos también, utilizando las escalas de color, pureza, calidad de talla como para los naturales. Es cierto que en la actualidad todavía son bastante caros comparado con las imitaciones, pera ya mucho más baratos que los naturales. No obstante, la tecnología de la síntesis avanza muy rápido y las fuentes de carbono en nuestro planeta son inagotables, así que es fácil imaginar el precio del diamante sintético caer drásticamente en el futuro y situarse a nivel de las imitaciones del diamante, como son la circonita o la moissanita.

Otras gemas importantes, como el rubí, el zafiro y la esmeralda ya vivieron décadas antes la aparición de sus análogos sintéticos en el mercado. Con el paso del tiempo, los gemólogos y los joyeros aprendieron a diferenciar con seguridad los naturales de los sintéticos y cada material ocupó su nicho en el mercado, sin perjuicio mutuo en los rangos de precios muy diferentes. Nos toca ahora vivir lo mismo para el diamante. Seguramente, los diamantes sintéticos van a ser cada vez más frecuentes, pero también avanzarán y se abaratarán los aparatos para su detección rápida y segura.

Parece que la denominación sintético no es del gusto de quien los comercializa, por eso desde los departamentos de marketing evitan utilizarla, y utilizan otras nomenclaturas. Mientras preparaba el artículo me he encontrado todas estas nomenclaturas refiriéndose a diamantes sintético: lab-grown diamonds, laboratory-created diamond", también he visto que se utiliza cultured diamonds o cultivated diamond o man-made diamonds", ¿Todos estos términos hacen referencia a lo mismo? ¿Es correcto utilizarlos?
En el año 2015 se aprobó la norma internacional ISO 18323 sobre la nomenclatura de diamantes. Se establece que "diamante" sin más solo puede aplicarse a diamantes naturales. Para los sintéticos, se aprueban como válidos también los términos de laboratory-grown diamond o laboratory-created diamond exclusivamente, que además deben usarse sin abreviaciones.

La traducción de estos términos al español sería "diamante crecido en laboratorio" o "diamante creado en laboratorio". Queda explícitamente prohibido el uso de adjetivos como "cultivado", "real", "genuino", "precioso" y "gema" para describir diamantes sintéticos. El término "cultivado" en concreto solo puede aplicarse a las perlas cultivadas.

Los informes de diamantes sintéticos apuntan a un incremento constante de sus ventas, pudiendo llegar según algunos informes al 15% del total para el año 2020, quizás es pronto para adelantarlo, pero no parece que su comercialización vaya a estabilizarse como sucedió con los zafiros, rubíes o esmeraldas sintéticas. ¿Compartes también esta opinión?
El diamante es una gema muy especial en muchos aspectos, tanto por sus propiedades físicas como por su formación, tipos de yacimientos, explotación y esquemas de comercialización a nivel mundial. No podemos trasladar directamente nuestra experiencia con algunas piedras de color al sector del diamante. No obstante, creo que en este sentido tiene que pasar algo parecido: se fabricarán los sintéticos necesarios para cubrir la demanda de este material, pero el diamante natural siempre se cotizará al alza debido al factor de la rareza, una propiedad fundamental para cualquier gema que no poseen los sintéticos. Por muy parecidos que sean, nunca podrán tener la magia de los naturales.