¿Crees que a día de hoy la mujer tiene las mismas oportunidades que el hombre en la industria joyera española?
Hoy en día sí, incluso diría que más porque mujeres y hombres ya tienen la misma formación pero dentro de una empresa hay muchos departamentos. En el ámbito de la industria, el departamento de producción adquiere la mayor importancia, las mujeres vemos el producto desde nuestra experiencia y necesidades, la joya adquiere una dimensión más realista, como un complemento de moda y la presencia de la mujer en la dirección de la producción es esencial. Pero debo señalar que en otros departamentos la mujer está igualmente bien formada y no tiene sentido que, en la actualidad, las mujeres no tengan las mismas oportunidades que los hombres porque los y las titulares de las empresas tenemos que buscar lo que sea más rentable para las mismas, al margen del sexo.
¿Te has encontrado a lo largo de tu carrera con más dificultades por el hecho de ser mujer?
Personalmente, no. Ahora bien, hay muchos tipos de empresas y, en nuestro sector, predominan las empresas familiares y debo reconocer que quizá algunas colegas de profesión hayan sufrido mayores obstáculos por el machismo que ha imperado en la sociedad y que ha repercutido en la mentalidad de padres o hermanos. Creo que hemos superado ya esa fase y seguimos caminando.
¿Dónde crees que radica el problema? ¿Es una cuestión de machismo inherente a nuestra educación?
Todavía caminamos hacia la igualdad, diría que vamos mucho más rápido que otros segmentos de la sociedad que han padecido exclusiones pero caminar no significa haber llegado a la plena igualdad. Por ejemplo, todavía en los libros de texto infantiles la mujer tiene un papel más doméstico que el hombre. Tendríamos que ver a la figura del padre haciendo labores domésticas y a la madre llegando de trabajar del mismo modo que al revés.
¿Has notado más o menos machismo en tu contacto con profesionales de otros países?
Es evidente que a los países orientales les queda mucho recorrido y no siempre tiene que ver con el desarrollo económico sino con las culturas. Lo que en Europa son resquicios de machismo en Oriente son situaciones normalizadas de machismo.
¿Crees que este problema tiene visos de estar cambiando a mejor en el medio largo plazo en España?
Sí. Todavía hay comportamientos que nacen del machismo como la violencia de género pero creo se está luchando desde las instituciones y desde la sociedad contra ello y eso es lo que diferencia a un país que avanza de otro que se estanca en comportamientos machistas que, en general, suelen tener mucha relación con la educación que se ha tenido desde la infancia.
En España y Europa se ha normalizado esta cuestión pero no ha sido fácil: Han tenido que pasar 40 años para que la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros tenga una presidenta
¿Cuáles son las soluciones que propondrías?
Para mí todo pasa por tener una educación igualitaria y efectiva, desde los libros de texto con imágenes que propugnen la igualdad a las enseñanzas que recibimos porque si se recibe una educación en términos de desigualdad las propias mujeres interiorizan esa cultura discriminatoria.
¿Crees, por ejemplo, en las cuotas? Si es así, ¿Quién las debe imponer, la propia sociedad, las administraciones…?
Como principio una persona tiene un valor en sí misma, al margen de su edad, creencias, sexo, ideas, etc. Cuando ese principio es distorsionado porque en una sociedad impera algún tipo de discriminación, entonces las instituciones públicas tienen que ejemplarizar porque es muy difícil en el ámbito de lo privado imponer reglas. Las cuotas solo se pueden imponer, en mi opinión, en el ámbito de lo público. Es imposible decirle a un empresario o a una empresaria a quien debe contratar, contratará a quien crea que es mejor para el puesto al margen de su sexo. Ahora mismo, por ejemplo, hay mayor exclusión en puestos de nivel medio a quienes han cumplido cierta edad que a mujeres, no se contrata a mayores de 50. La realidad es que las cuotas sólo pueden funcionar en el ámbito institucional.
Mientras se avanza en la RSC de las empresas, ¿Crees que esta incluye la inclusión de la mujer en puestos directivos?
Es un avance paulatino porque es cierto que las carreras profesionales de las mujeres suponen mayores renuncias a sus vidas familiares que las de los hombres. Esto es una realidad, por razones de naturaleza y culturales… El papel de los hombres en la reproducción humana es mínimo, las mujeres llevan en su vientre a los hijos, la realidad es que este simple hecho nos diferencia e implica una repercusión en el ámbito de la empresa. Si la empresa es muy grande, se puede producir la sustitución o el reparto de funciones durante el tiempo en el que la mujer está ausente, si es mediana, es más difícil y si es pequeña, al final se busca todas las fórmulas posibles para seguir en su trabajo: padres, guarderías..., la mujer en estos casos no se divide, se multiplica. Pero sí que podemos incidir en la cultura, que sean los hombres también los que se hagan cargo de los hijos con permisos paternales.
¿Cómo has vivido en tu caso la conciliación?
La conciliación con la maternidad es difícil, yo tuve la suerte de que mi salud era buena porque a los 15 días de dar a luz a mis tres hijos tuve que volver al trabajo y, de hecho, fui a la clínica desde el trabajo, pero esta fue mi situación personal, todo depende mucho de las condiciones, de las ideas y circunstancias de cada uno.
A nivel internacional vemos que en las grandes asociaciones o entidades: Kimberley, CIBJO, IDMA, WGC, IFDB, ICA,… no vemos ninguna mujer al frente. ¿Cree que en España esta cuestión está más normalizada que en otros países a día de hoy?
Si me permite que me pueda poner como ejemplo de un país más avanzado, yo presido la Asociación del Sector Joyero y Relojero a nivel de todo el Estado, ostento la vicepresidencia de la Federación Europea del Sector y presido la feria Iberjoya Forever. Mis compañeros hombres y mujeres han depositado su confianza en una persona que es mujer. Creo que en España y en Europa se ha normalizado esta cuestión pero no significa que haya sido fácil, por ejemplo, han tenido que pasar cuarenta años para que la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros tenga una mujer presidenta. También ahora contamos con otras presidentas en entidades locales o autonómicas, eso significa que, efectivamente, la situación está mucho más normalizada que en otros países.