[...]. Después de hacer una primera inspección ocular, le advertimos de que posiblemente no fueran todas de jade, entendiendo como tal al jade jadeíta y al nefrita. Nuestro cliente nos indica que apartemos las que no son, pensando en que alguna pieza se la pueden haber “colado”, y que realicemos el trabajo de documentación con las restantes.
La primera observación con lupa ya nos dice que la mayoría está teñida con colorantes, afirmación que pudimos comprobar con un algodón empapado en acetona (quita-esmaltes de uñas), viendo que quedaba manchado con los colores de la tinción. En otras se trata de polvo blanco que está como pegado, pero que si rascas se suelta con facilidad, me imagino que es para darle un efecto de viejo o antiguo.
Todo esto ya nos da una idea del posible fraude (siempre y cuando nos lo vendan con nombre de jade), o bien para imitar un color que no tiene de natural y que si lo tuviera valdría más bien por su antigüedad. En muchas de ellas el brillo vítreo-graso que caracteriza a los jades no se aprecia.
Posteriormente hicimos una prueba de dureza con lápices. Con esta prueba pudimos descartar más de un 50% ya que una dureza 5 y 6 los rayaban. Los jades tienen una dureza 6 -6,5 – 7 de Mohs. En algún caso la dureza era superior, de 9 de Mohs corindón rojo opaco de muy mala calidad y teñido. En otros casos se trataba de ágatas bandeadas (cuarzo) apreciable por el aspecto traslúcido y de capas de distintos tonos de marrón. [...]
El resumen es que de las cincuenta piezas estudiadas solo dos correspondían a jade, uno nefrita, un vaso o cuenco de color verde espinaca con manchas negras y una pequeña figura de un jarrón, pequeña pero exquisita, con asas combinado en tres colores, blanco, verde manzana y caramelo.
El propietario se quedó frustradísimo al ver que toda su ilusión de desvanecía en un momento.
Como moraleja aconsejo que se compren piezas en sitios en los que el o los responsables son gemólogos y pueden acreditar documentación o certificación de la pieza que compras. En muchas tiendas se venden artículos como souvenir mencionando “jade de tal..”, o “jade de cual…”, y que en realidad son materiales como los que os comentaba, con denominaciones incorrectas.
Manuel Llopis es gemólogo y director del Laboratorio Gemológico MLlopis.
*El artículo completo, en la edición de Julio del periódico Gold&Time.