Por Elena Almirall Arnal | Organizada en colaboración con el British Museum a partir de los fondos de esta institución, la muestra propone un apasionante viaje para descubrir la opulencia de los antiguos imperios que surgieron en el Próximo Oriente –asirio, babilónico, fenicio y persa– y la influencia que tuvieron sobre el mundo griego a través de la figura de Alejandro Magno.
Como señaló el presidente del Patronato del British Museum, sir Richard Lambert, durante la presentación “el interés por el lujo es algo compartido por toda la Humanidad, desde la Antigüedad hasta nuestros días”. En el periodo histórico que engloba la exposición se puede comprobar “la importancia del mismo en las relaciones de comercio y poder de las civilizaciones antiguas”, añadía la comisaria de la muestra, Alexandra Fletcher, que es la conservadora del Departamento de Oriente Próximo en el Museo.
La exhibición presenta un total de 217 piezas incluyendo objetos de marfil y joyas, ornamentos de mobiliario, vidrios, cerámica, metales preciosos y relieves. Está organizada en varios ámbitos diferentes que se inician con una introducción al concepto del lujo en la Antigüedad.
Copa en forma de cuerno. Kahramanmaras, Turquía. 500 AdC. Plata y Oro. | Jarra de vino. Tayikistán, 500-300 AdC. elaborada en oro. © The British Museum
De la destrucción a la creación: El Imperio Asirio
La primera sala nos lleva al Imperio Asirio donde la guerra, el pillaje y los tributos abusivos produjeron una gran acumulación de tesoros que permitieron financiar la construcción de magníficos palacios como el de Nínive, su capital, cuyos relieves son unas de las piezas más destacadas de este ámbito. A ellos se suman algunos objetos relacionados con la guerra y transformados en símbolos de estatus gracias a los materiales utilizados, entre los que sobresale la placa de oro en forma de cabeza de pájaro que es parte del famoso Tesoro del Oxus (500-400 a.C.).
El recorrido nos conduce después al mundo fenicio, uno de cuyos puntales fue la fabricación y el comercio de artículos de lujo entre los que predominaban el marfil, el vidrio y el metal, así como el tinte púrpura que se obtenía de los caracoles marinos del género Murex. En este ámbito se pueden ver piezas como un contenedor de cosméticos fabricado con la valva de una almeja gigante y un huevo de avestruz tallado y decorado.
Los fenicios fueron grandes falsificadores y en la exposición encontramos algunos ejemplos de ello
La producción de objetos de lujo creó también, ya en esta época, un importante mercado de falsificaciones e imitaciones realizadas en materiales más económicos para abastecer a un amplio mercado que no se podía permitir dichos artículos. Los fenicios fueron grandes falsificadores y en la exposición encontramos algunos ejemplos de ello como un cuenco hecho en vidrio imitando el ágata o unas jarras de metal copiadas en cerámica.
La muestra incide también en la revolución que supuso la creación de la moneda, acuñada por primera vez en el reino de Lidia alrededor del 650 a.C.,y fabricada con electro, una mezcla de oro y plata muy utilizada en la Antigüedad.
En ella podemos ver esas primeras monedas en cuyo anverso está grabado un león rugiendo, símbolo real de este reino y garantía de la cantidad de metal precioso que contenían, mientras que, en el reverso, se aprecian aún las marcas del troquel.
Pez hueco de oro. Tayikistán, 500-400 AdC. Oro. Se cree que fuera un recipiente para aceite o perfumes, aunque también se ha señalado la posibilidad de que formara parte de un colgante,pues tiene un gancho sobre la aleta para colgarlo. © The British Museum
Sin embargo, el lujo no se encontraba solamente en los objetos personales como las joyas, los tejidos o los cosméticos de los que nos hablan las representaciones escultóricas y los textossino que era considerado una experiencia sensorial. Prueba de ello fueron los grandes jardines de Babilonia, en los que los gobernantes no solo disfrutaban de las plantas exóticas y de las maravillosas fuentes sino que también escuchaban música, olían los diferentes inciensos con los que perfumaban el ambiente y participaban en grandes banquetes como comprobamos en otro de los relieves del palacio de Nínive.
Collar. Tharros (Cerdeña) 700-600 AdC. Oro, ambar y ágatas. © The British Museum
La opulencia de los banquetes aqueménidas queda también demostrada por las vajillas de lujo descubiertas en algunas de sus tumbas, entre las que sobresalen los platos y copas de oro o plata que podemos ver en la exposición y, sobre todo, el frasco de oro para aceite perfumado en forma de pez, perteneciente también al Tesoro del Oxus y una de las piezas más destacadas de la misma.
Hebilla en forma de ‘nudo de Hercules’. Grecia. 400-300AdC. Oro, granates y esmalte. © The British Museum
Una "experiencia para los sentidos"
Finalmente, el recorrido termina explicando como las conquistas de Alejandro Magno cambiarían para siempre el Mediterráneo y la zona del Próximo Oriente, al quedar ésta bajo dominio griego. Y, sin embargo, a pesar del predominio creciente del arte y del estilo heleno,es posible encontrar aún ecos de esas opulentas culturas orientales en algunos de los objetos de Época Helenística como la última pieza de la exposición, una copa griega con cabeza de toro del 320-310 a.C.
La muestra pone de relevancia como, en las culturas antiguas del Próximo Oriente, el lujo no fue solo un modo de mostrar poder económico y político o de afirmar estatus e identidad sino también una experiencia de los sentidos, una fuente de placer y un modo de vida. Así pues, como ya comentó sir Richard Lambert en la presentación, algo muy similar a lo que es hoy en día.
Elena Almirall Arnall es doctora en Historia, Gemóloga y Tasadora por la Asociación Española de Tasadores de Alhajas (AETA).