Aunque su impacto no es tan significativo como la retirada del Grupo Swatch y sus 18 marcas –que se dejan en torno a los 50 millones de dólares durante la semana del evento– la salida de una firma que lleva 40 años exponiendo en Baselworld supone un serio varapalo para el prestigio de los organizadores.
Y es que, más allá del millón de dólares de inversión que Raymond Weil desembolsa en Basilea cada edición no es nada comparado con la ‘sangría’ que está sufriendo el prestigio de MHC, la empresa organizadora de la feria. Y que no parece haberse detenido tras ‘descabezar’ en pocos meses a su directora de feria y al propio presidente.
La marcha de Raymond Weil responde a razones muy similares a los argumentos de Swatch, según explicaba su consejero delegado a Le Temps: “la evolución del mercado y del comportamiento de los consumidores indican que ferias como Baselworld no está en línea con las necesidades de las marcas”.
Esa es la idea que está calando en el mercado y además se apoya en los cambios estratégicos de las grandes marcas, que comienzan a apostar por impulsar las tiendas monomarca y el alcance directo al cliente final. Habrá que esperar a quién hará el próximo anuncio.