Con reminiscencias de lentejuelas, muy de moda en los años 30, se compone de un disco de oro amarillo con una piedra preciosa engastada en el centro. Este motivo dio lugar a creaciones fluidas y opulentamente flexibles que parecían hacerse eco del mundo de la alta costura, una fuente clave de inspiración para Van Cleef & Arpels.
Durante la década de 1940, la Maison presentó diversas interpretaciones de estos discos dorados: ensamblados en un anillo abovedado, adornando los hilos de un lujoso collar o montados en un clip de ramo brillante. Engastados con rubíes, turquesas o diamantes, los motivos infunden un volumen elegante en los tutús de bailarina, creados por la Maison durante la misma época. Estallaron en un clip y pendientes "Coupes o" en 1942, y posteriormente trazaron los contornos de los preciosos "Fourragères" a partir de 1943.
La década de 1950 vio el éxito continuo de esta estética brillante y alegre. Pulseras simples o entrelazadas, así como pendientes adornados con lentejuelas, modas contemporáneas acentuadas singulares por su gracia y feminidad.