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La Biblia de la Gemología también se equivoca: GIA llama a devolver varios lotes de diamantes verdes

jueves 29 de abril de 2021, 07:00h
Foto de archivo de diamantes verdes en bruto, naturales y tratados.
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Foto de archivo de diamantes verdes en bruto, naturales y tratados.
Los laboratorios gemológicos, como cualquier profesional, también se equivocan. Pero que lo haga el laboratorio de referencia internacional, el Instituto Gemológico de América (GIA), supone una incidencia que ataca a la confianza misma en los procedimientos de certificación de piedras preciosas.

Esta cuestión se ha convertido en la ‘comidilla’ de los mentideros gemológicos a nivel internacional después de que la semana pasada trascendiese que la GIA había enviado cartas a varios de sus clientes —los que habían llevado a certificar diamantes de color verde entre enero y junio de 2020— pidiéndoles que los remitiesen para ser “examinados” nuevamente de forma “gratuita”. El laboratorio también eliminó el acceso a la comprobación de los informes de esos diamantes en su página web.

Sin muchas más explicaciones ahora se ha sabido, a través de varios comerciantes de gemas consultados por el diario norteamericano JCK, que “Algo debe estar sucediendo, especialmente dado el marco de tiempo tan específico” y sobre todo ha despertado el malestar y la desconfianza de establecimientos que ya han vendido esas gemas a sus clientes. “¿Qué pensarán cuando les pidamos que nos devuelvan la pieza?” lamentaba un vendedor.

"La investigación reciente sobre posibles métodos de tratamiento sobre el color de esas gemas nos ha llevado a solicitar la devolución de los diamantes en cuestión para un análisis más detallado" aseguraba el vicepresidente ejecutivo de GIA y director de laboratorio e investigación, Tom Moses, en un comunicado". "En este momento, no sabemos si los diamantes en cuestión han sido tratados, pero es posible que GIA no encuentre nada en absoluto” matizaba Moses.

Decepción entre algunos de sus clientes

Una fuente citada por el medio norteamericano apunta a que los diamantes podrían haber sido tratados con radiación. “El gran problema, dice, es que el color verde de los diamantes es causado por la radiación, y puede ser difícil determinar si esta es de origen terrestre o humano”.

Otro comerciante apunta a que el laboratorio podría haber visto una afluencia inusual de diamantes de ese tipo durante el periodo citado y eso habría levantado las sospechas de los gemólogos.

Sea como sea, la cuestión tiene como mínimo dos lecturas: Por un lado la detección y la puesta en conocimiento de los usuarios, por parte de la GIA, de piedras de dudoso origen —pese a haber pasado por sus laboratorios—; pero también pesan la tardanza en reaccionar y los pocos datos ofrecidos a los comerciantes, que a su vez tendrán que dar las oportunas explicaciones a sus clientes, en caso de haber vendido ya esas gemas. Mal gestionada, esta eventualidad puede suponer una quiebra en la confianza de los consumidores.