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Vista panorámica del nuevo espacio de Barín Joyas en la Gran Vía madrileña.
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Vista panorámica del nuevo espacio de Barín Joyas en la Gran Vía madrileña.

Barín refuerza su imagen y la atención al cliente

miércoles 19 de septiembre de 2018, 07:00h
Accedemos justo por el portal colindante con el Teatro Lope de Vega de la Gran Vía madrileña, y mientras subo las escaleras rumiando sobre el incontestable éxito de El Rey León, --el musical que lleva desde 2011 llenando la sala semana tras semana—llego a la segunda planta para conocer las instalaciones que Barín Joyas acaba de estrenar en la capital.
Barín refuerza su imagen y la atención al cliente
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Paso la doble puerta de seguridad y me recibe el director gerente de la empresa joyera, Óscar de Simone, que actualmente lidera el equipo de esta empresa fundada en 1967 por Emilio Bajo.

Lo primero que llama poderosamente la atención es cómo el diseño y la joyería impregnan absolutamente todas las estancias, ya que la nueva sede de Barín no se ha limitado únicamente a contar con una sala de exposición, sino que podemos ver vitrinas, imágenes, e incluso pantallas de televisión con piezas, tanto en las salas de reuniones como en los despachos, las zonas comunes, o los departamentos de administración.

Una unión conceptual que Barín ha estudiado al detalle y que quiere transmitir a todos los visitantes que acuden a las oficinas en busca de una joyería compuesta de algo más que metales y gemas. “Se trata de que los clientes se encuentren cómodos en un entorno donde prime el diseño y la joya, así como de escuchar sus necesidades”, nos explica de Simone.

Las estancias están separadas únicamente por paneles de vidrio (con los logotipos de Barín y Belén Bajo) que aumentan esa sensación de cercanía, al tiempo que mantienen la independencia de cada sala.

Cercanía y servicio personalizado

Esta personalización en el trato al cliente es uno de los objetivos que persiguen con este cambio. De hecho, ambas firmas han dejado de participar en ferias de nuestro país para centrarse en una atención personalizada que aumente la interacción entre proveedor, distribuidores y cliente final. “Escuchamos a los clientes para ir enfocando nuestras colecciones en base a las demandas del público” sostiene De Simone.

Esa es precisamente una de las cosas que echa en falta de las ferias. “Un evento cada seis meses, o cada año, no nos proporciona ni el servicio que queremos ofrecer a nuestros minoristas, ni el feedback necesario para seguir ofreciendo lo que demanda el mercado”.

La nueva etapa de Barín echa a andar con una “excelente acogida” por parte de los primeros clientes que han visitado la recién estrenada sede de la firma en Madrid y con la mirada puesta en el constante desarrollo de sus colecciones, de las que hablaremos en una próxima edición.

Más información en la web: www.barinjoyas.com