Los atracadores eran profesionales que previamente habían establecido funciones de vigilancia previa y seguimientos asistidos con GPS. Además emplearon guantes y máscaras de silicona para ocultar el rostro, que habían adquirido previamente a través de Internet, según la Jefatura Superior de Policía.
Los hechos se descubrieron el pasado 8 de abril, cuando el 091 recibió la llamada de un hombre que solicitaba ayuda, ya que había acudido a la joyería de su padre en un centro comercial de Playa del Inglés, encontrándola cerrada. Desde el exterior podía observar un gran charco de sangre en el suelo junto al mostrador, pero no se podía ver si había alguien dentro.
Amordazado en el suelo
Los agentes que se desplazaron al lugar forzaron la puerta de acceso al local, pudiendo observar a un hombre tendido en el suelo, con las manos atadas a la espalda, graves heridas en el rostro y la ropa impregnada de sangre.
Por su parte, el comercio se encontraba desordenado y con numerosas vitrinas de seguridad abiertas de las que faltaban gran cantidad de objetos de valor. Con los indicios obtenidos en el lugar del robo, los funcionarios iniciaron una investigación para determinar la autoría de los hechos, cuyas diligencias fueron decretadas secretas por la Autoridad Judicial y que se cerró el pasado 1 de octubre con la detención de los criminales.