Y es que, según explican desde Sotheby’s, esta piedra del tamaño de una pelota de tenis propiedad de Lucara Diamonds
sólo alcanzó los 61 millones de dólares en las pujas privadas.
La cifra quedó lejos de los 70 que tenía como reserva, y a una distancia casi sideral de los 90 millones de dólares que vaticinaban los tasadores de la casa de subastas.
Puede que sea, como justifican desde la firma propietaria de la piedra, que
el mercado de subastas “no esté preparado” para una piedra en bruto de semejantes proporciones pese a que en los últimos dos años las grandes gemas (eso sí, talladas y montadas), han protagonizado
precios de record en las pujas internacionales.