El descubrimiento permitiría demostrar por primera vez la teoría de cómo el agua habría llegado a nuestro planeta a través de estos viajeros interestelares. Y es que el ópalo, una de las gemas más usadas desde la antigüedad en joyería, está compuesta por sílice y hasta en un 30% de agua. Lo importante de este descubrimiento es que hasta ahora no se había identificado en la superficie de ningún asteroide.
Antiguamente los ópalos procedían de yacimientos, ahora agotados, en Eslovaquia. En Australia fueron halladas las primeras fuentes de ópalo en 1863. Hoy encontramos ahí concentrado el 98% del mercado mundial. En México se produce la variedad de ópalo de fuego, además de otros colores.
La calidad del ópalo se distingue por la pureza de sus cristales, que proporcionan su capacidad de irradiación. Existen múltiples variedades del ópalo, entre ellas las más conocidas son:
Ópalo de fuego: con brillos y tonos anaranjados.
Ópalo precioso: el ópalo más común y el más utilizado en joyería por sus brillos irisados.
Ópalo leñoso: se caracteriza por contener vetas de colores oscuros y ser marrón, lo que le da aspecto de madera fosilizada.
Ópalo común: amarillo, pardo-amarillo, marrón y negro. Brillo céreo.
Prasópalo: de color verde, debido a pequeñas cantidades de Ni.
Hialita: transparente y brillo vítreo.
Hidrofana: variedad mate, porosa, que se vuelve transparente al sumergirla en agua.