Un ingeniero suizo llamado Christoph Laime ha creado un reloj mecánico hecho con una impresora 3D y que, además, funciona Eso sí, su precisión está muy lejos de ser suiza --el autor habla de un segundo por minuto-- y la reserva de marcha alcanza escasamente los 30 minutos por lo que, de momento, es poco más que una anécdota.
El reloj se diseñó con el programa Autodesk Fusion 360, y se imprimió con la Ultimaker 2. El ingeniero ha dispuesto los planos online para que cualquiera pueda descargarlos gratuitamente y montar su propio mecanismo.
Además de la precisión y la escasa autonomía, el desgaste es otro de los elementos negativos de este invento, ya que prácticamente todas sus piezas son de plástico y difícilmente podrían trabajar correctamente a lo largo del tiempo.
Aún así el ingeniero no descarta que en un futuro se pueda imprimir directamente sobre metal, además de poder reducir su tamaño y crear modelos más atractivos. Lo que está claro es que la revolución de la impresión 3D ha llegado para quedarse.