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GLOBAL WITNESS DENUNCIA EL TURBIO NEGOCIO DEL JADE

El lado oscuro de la gema más codiciada de Asia: El Jade

Narcotráfico y exportación de jade

jueves 24 de septiembre de 2020, 07:00h

El impactante desplazamiento de tierra en una mina de jade en Birmania ocurrido el pasado mes de julio y que provocó al menos 170 muertos ha vuelto a poner sobre la mesa las penosas condiciones de trabajo en la extracción de esta gema, especialmente codiciada en China.

El suceso pone de actualidad el demoledor informe sobre los métodos de extracción y el comercio opaco en un negocio que mueve más de 30.000 millones de dólares anuales, según la investigación que la ONG Global Witness publicó en 2015.

El informe que la organización titula 'Los Señores del Jade' explicaba cómo el traficante de origen chino Wei Hsueh Kang lidera una red de empresas satélite que, de forma legal, cuentan con las licencias de explotación de todas las minas de jade en la conflictiva región birmana de Kachin, al noreste del país.

Wei es tristemente conocido por ser el cerebro de una red de narcotráfico que ha inundado el sudeste asiático con metanfetaminas. De hecho está buscado también por el Gobierno norteamericano, que ofrece 2 millones de dólares de recompensa por su captura.

Pero su negocio está muy bien diversificado: "Forma parte del tráfico de jade y se mueve con total impunidad entre las élites del país", asegura el director de la ONG en Asia, Mike Davis. "Wei y sus socios han creado una red de empresas ficticias para ocultar un lucrativo imperio del jade que está causando estragos entre la población local y el medio ambiente".

Herencia del régimen anterior

Todo funciona bajo la 'legalidad' de la antigua Junta Militar que gobernó el país durante medio siglo y en la que Wei contaba con gran ascendencia. Así fue como consiguió las licencias de explotación. Este régimen dio paso en 2011 a un gobierno de transición y a unas elecciones democráticas celebradas recientemente, que dieron el poder a la Premio Nobel de la Paz Suu Kyi. Pero las milicias y los Señores locales como Wei aún tienen mucho poder en el país.

A pesar de que Estados Unidos ha promulgado diversas sanciones económicas contra las empresa del traficante la realidad es que, basta con cambiar de nombre la empresa, para continuar con el lucrativo negocio. "Al fin y al cabo se trata de tapaderas", recuerda Mike Davis.

Las compañías que controla Wei declararon unas ventas en torno a los 100 millones de dólares en 2014. Pero eso es sólo la punta del iceberg porque del país no sale jade que no esté controlado por el mafioso. La ONG ha calculado un volumen los 31.000 millones de dólares en 2014 en base a las importaciones de China.

El gigante asiático es el principal (y prácticamente único) consumidor de jade birmano y la cifra de importaciones chinas en el año 2014 rondó los 12.000 millones de dólares. Eso representa la tercera parte de la exportación oficial de Birmania por volumen, por lo que la ONG multiplica esta cifra por tres, y eso sin contar con el contrabando no registrado.

Inoperancia y falta de control

El informe denuncia la pasividad e ineficacia de las sanciones internacionales, como es el caso de las que ha venido imponiendo Estados Unidos. Tal es su impunidad que el narcotraficante Wei mantiene una "relación excepcional" con el gigante norteamericano de maquinaria Caterpillar, que le habría invitado a "tours internacionales de incentivo" como 'buen cliente', según la ONG.

El análisis de la ONG es una llamada de atención para que la nueva realidad política del país configure un futuro libre de prácticas ilícitas en el negocio del jade. Su explotación es uno de los principales recursos del país pero quienes trabajan a pie de mina lo hacen en condiciones extremas, según la ONG, que nada tienen que 'envidiar' a la peor versión de los diamantes de sangre africanos.

El país ya se unió en 2014 a una iniciativa internacional de transparencia y lucha contra la corrupción, aunque se trata sólo de recomendaciones que buscan atajar la opacidad de las empresas, y esa es sólo una de las puntas del problema. "El nuevo Gobierno debería acordar una 'hoja de ruta' con sus aliados internacionales para reformar y poner fin a los Señores del jade", apuntan desde la ONG.