Y lo malo es que no tiene un significado muy preciso. Hay quien sostiene que sólo es aplicable a artículos de cierta antigüedad y de probada calidad, la moda que no pasa de moda sentencian algunos enterados. Hay quien lo identifica con lo retro, otro concepto que puede referirse a lo que se llevaba en los cincuenta, los setenta o los ochenta. Es común la confusión entre antiguo y viejo. Para algunos lo antiguo se corresponde con algo que era de su abuelo, muchos tasadores hemos escuchado esa expresión en boca de algún cliente.
A los negocios de antigüedades de toda la vida les sale ahora la competencia de lo vintage. Lo mismo que cuando se puso de moda el art decó y se veían en catálogos de subastas miles de joyas de pretendida manufactura años veinte, ahora hay un repunte de lo vintage en las cosas más variadas: ropa vintage, muebles vintage, joyas vintage, hasta he visto un bar que anuncian tapas vintage.
Bien mirado es una nueva oportunidad de negocio. Todos los que tenemos tienda guardamos en un cajón algún género feo, extravagante, desangelado: invendible. Ese que el subconsciente intenta relegar al limbo del olvido y cada vez que aparece por sorpresa ante nuestros ojos nos hace preguntarnos cuál sería la neurona que nos patinó en la mollera el día que alegremente decidimos comprarlo. Pues ahora es la ocasión de sacarlo al escaparate y ponerle un cartelito de “vintage”. Lo mismo cuela.
De igual manera ya nos estamos acostumbrando a tener dirigentes con ideología vintage, prestaciones sociales vintage, nivel de vida vintage, pensiones vintage…
Más información sobre la Asociación Española de Tasadores de Alhajas, en la página Art&Value de GOLDTIME Febrero.