Al fin y al cabo los diamantes sintéticos poseen las mismas propiedades ópticas que los naturales, esto es, la misma belleza, y además nos dan la posibilidad de realizar grandes joyas con un precio un 30% o 40% inferior, sin olvidar que son menos contaminantes, de procedencia controlada y limpios. Otra característica que me empezó a gustar fue la posibilidad de trabajar con diamantes de color grandes, tan escasos y caros en la naturaleza, a un precio mucho más bajo. Porque ¿Qué es lo que buscamos? ¿Belleza, autenticidad, inversión?
Los diamantes sintéticos están cambiando el panorama de la joyería y de la gemología. Es cierto que en el mercado conviven gemas sintéticas con las naturales desde hace décadas, pero la expectación y al mismo tiempo la incertidumbre que generan es uno de los fenómenos más destacados en el sector en los últimos años. Como joyero y diseñador encuentro cada vez más clientes que me preguntan por diamantes sintéticos, no solo con ganas de informarse para su compra sino también por el temor de haber adquirido algún diamante sintético vendido como natural.
Tengo la impresión de que los laboratory-grown diamonds continuarán aumentando su presencia en el mercado en un futuro próximo. Muchas personas lucirán diamantes garantizados como libres de conflicto, ecológicos y no extraídos de minas, pero también puede pasar que alguien a quien le regales un diamante sintético te pregunte, ¿y por qué no me has regalado uno de verdad?
He preguntado a algunos diseñadores y gemólogos sobre su parecer con los diamantes sintéticos y también he querido hablar con Egor Gavrilenko, del IGE y con Thierry Silber, de la empresa Madestones de Amberes, la mayor distribuidora de diamantes sintéticos de Europa. Además contamos también con la opinión de Dick Garard, gerente de la Asociación IGDA, una entidad que agrupa a productores, distribuidores y vendendores de diamantes sintéticos a nivel internacional. Creo que entre todos van a facilitarnos mucha información sobre el fascinante mundo de los diamantes sintéticos.
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