Estas nuevas técnicas de microscopías y espectroscopias que nos ofrece la electrónica moderna, siempre operan de la misma forma, que, a grandes rasgos se puede describir de la siguiente forma: se introduce la joya en una cámara de análisis de gran tamaño de un microscopio, se excita el metal o la gema, con un rayo de luz láser o un haz de electrones generando diferentes señales o radiaciones dentro del espectro electromagnético que pueden ser recogidos mediante detectores adecuados.
Los diferentes tipos de espectros pueden proporcionar desde la identificación de elementos químicos como la caracterización de la estructura molecular o cristalográfica, en definitiva, que informan con gran precisión y rapidez la composición química de una aleación o de la estructura y composición de una gema. Los tiempos de carga y análisis de una aleación metálica en un microscopio electrónico de barrido ambiental pueden ser de un minuto de carga, dos minutos de vacío, dos minutos de análisis y un minuto de descarga, total de 5 a 15 minutos. Los tiempos de análisis en espectroscopía Raman están en el mismo rango. [...]
Entendemos que para la mayoría de gemólogos la identificación de piedras pasa por el refractómetro, la balanza hidrostática, el conductímetro, la lupa y mucho ojo clínico de experto, y para los joyeros, las aleaciones de metales, por un manejo igualmente experto, de piedra de toque y de ácidos. Consecuentemente, este tipo de técnicas microscópicas y espectroscópicas modernas generalmente se asocian a equipos caros, más propios de la guerra de las galaxias y nunca bien entendidos. [...]
Es evidente que un gemólogo moderno, que opera con excelencia y profesionalidad, no puede comprar estos equipos analíticos complejos y sofisticados de los que están dotados los centros oficiales de investigación del Estado o las universidades, como el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.
Sin embargo, siempre se puede solicitar el servicio de estas instituciones que disponen de estos equipos y de técnicos cualificados para manejarlos, para resolver pequeñas inquietudes analíticas. La experiencia analítica es presencial, es rápida, es divertida y es relativamente barata. Nadie se compra un servicio de Radiología de un Hospital para hacerse una placa de Rayos X en su casa, ni tampoco analiza níquel, plomo y cadmio con una piedra de toque porque un oro blanco es más antiguo y más sospechoso de la cuenta.
El procedimiento es muy sencillo, basta con una llamada al servicio, donde te ofrecen una cita de día y hora concretos para llevar el material, y ese mismo día, tras quince minutos y 30 euros, ya te puedes llevar la caracterización química de la gema y del engarce metálico, y con solo un cuarto de hora más, y otros 20 euros, su identificación molecular. Es decir, con una sencilla inversión de 50 euros y media hora, resuelves, in situ, tú mismo, si la joya vale una millonada, o es una baratija.
[email protected]
MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES DE MADRID
*El artículo completo, en la edición de Julio de Gold&Time.