OPINIÓN | FERNANDO YANDIOLA
Vaya por delante que una de las consecuencias del momento económico que nos ha tocado vivir (y ya no cabe calificarlo de "excepcional", puesto que una situación de crisis económica que comenzó allá por el año 2008 ya no puede ser considerada como algo puntual, o extraordinario, sino como cíclica o, incluso, estructural), es la de que, en cierto modo, todo se ha vuelto previsible.