Este pasado miércoles tuvimos la oportunidad de ver y escuchar a la gemóloga, diseñadora y tasadora (además de colaboradora de GOLD&TIME) Marian Jaén, en una charla online organizado por el laboratorio gemológico colombiano CDTEC. Uno de los aspectos más relevantes del encuentro fue la responsabilidad del trabajo de tasación, un hecho prácticamente desconocido por los clientes y en alguna ocasión 'olvidado' por quienes trabajan en este ámbito.
La tasadora recordó la elaboración de su propio Código Ético para la Tasación, un manual de 16 páginas en el que se detallan aspectos como la formación y los "comportamientos profesionales irreprochables" a la hora de afrontar una tasación. Entre otros muchos aspectos el documento recuerda que "un tasador no puede estar involucrado en la compraventa de piezas que se están peritanto" o que para valorar una joya se debe contar con la máxima formación (de hecho, para ser tasador de joyas hay que tener estudios superiores de Gemología, ser experto en graduación de diamantes y piedra de color, así como conocimientos en historia de la joyería) y al mismo tiempo la máxima honestidad. "Porque el cliente te paga por tus conocimientos y por el servicio prestado como profesional", como recordaba en su intervención la propia tasadora.
Y aparte de la formación y de la ética Marian Jaén recordó también la importancia de otros factores en la tasación menos 'tangibles' como son el contar con un importante bagaje internacional: Desde la visita a minas y lugares de referencia mundial en la compraventa de gemas, pasando por exposiciones, ferias, subastas, congresos, seminarios...etc.
Dentro de este ámbito la tasadora destacó igualmente la importancia de contar con una amplia red de contactos internacionales que te permiten solventar consultas complejas o estar al día de las novedades de la industria con profesionales de primera línea en el ámbito de la gemología y la tasación.
Las Joyas de Elisabeth Taylor
Entre los ejemplos de las tasaciones realizadas Marian Jaén recordó su viaje en el año 2011 junto a un grupo de tasadoras españolas con el objetivo de valorar, de forma independiente, las joyas pertenecientes a la herencia de Elisabeth Taylor que la casa Christie's iba a subastar poco después.
Una de las piezas más fascinantes a la que tuvieron acceso fue el conocido como diamante Krupp, que finalmente se acabó vendiendo al conglomerado empresarial surcoreano E-Land por 8,8 millones de dólares y se renombró como Elisabeth Taylor Diamond. La venta supuso en su momento un precio récord por quilate para un diamante incoloro de 265.697 dólares.
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