La rica variedad de colores de las turmalinas coincide con una elevada dureza, superior a la del cuarzo, de manera que estas gemas son aptas para ir engarzadas en cualquier elemento de joyería. En general, cuando las turmalinas contienen hierro o titanio suelen ser verdes o azules, si tienen manganeso son de color rojo, rosa o amarillo. El color de algunas turmalinas rosas y amarillas podría deberse a centros de color causados por irradiación, tanto de origen natural, como producida artificialmente.
Pero, de todos modos, cualquier especie mineral del grupo de las turmalinas puede encontrarse de un color u otro. En el caso de las turmalinas, al contrario que con el grupo de los granates, averiguar el valor de propiedades tales como el índice de refracción o densidad no nos sirve para distinguir los miembros del grupo; la única manera de diferenciar una especie de otra dentro del grupo es mediante análisis químicos cuantitativos o semicuantitativos.
En cualquier caso, lo habitual es llamar a cada turmalina con el color que le corresponde; es decir turmalina rosa, verde… sin embargo, en ciertos casos, como con las turmalina de Paraíba o las rubelitas, se imponen ciertas denominaciones que hacen referencia a su origen geográfico u otra cualidad.
La Asociación Internacional de Mineralogía reconoce 33 especies minerales del grupo de las turmalinas, pero no todas proporcionan cristales con calidad gema. Las que sí lo hacen habitualmente son las siguientes:
Elbaíta: es la turmalina más común, contiene litio y aluminio en su composición química, y es la variedad que más colores presenta: rojo, rosa, vede, azul, naranja, amarillo, incolora y bicolor. Aquí encontramos las famosas turmalinas de Paraíba de intenso color azul o verde "eléctrico" cuyo color es debido a trazas de cobre y cantidades variables de manganeso. Reciben esta denominación del estado de Brasil donde se encontraron por primera vez, aunque actualmente se encuentran en otros lugares, por ejemplo en Edeko (Nigeria) y Alto Ligonha (Mozambique).
La mayor parte, si bien no todas, de las turmalinas de color rojo o rosa rojizo con tonos violáceos que reciben la denominación de rubelita también son elbaítas. Los mejores ejemplares de rubelita rivalizan en belleza con los rubíes. Otras elbaítas son la variedad de color verde llamada verdelita. Aunque, igual que en los casos anteriores, no todas las turmalinas de color verde son elbaítas. También, la indigolita de color azul, azul violeta oscuro o azul verdoso es elbaíta.
Liddicoatita: este mineral del grupo de las turmalinas se presenta de color azul, verde y rojo, también encontramos cristales de liddicoatita multicolores en bandas concéntricas, por ejemplo la turmalina sandía.
Uvita: con calcio y magnesio, es de color verde, amarillo y marrón.
Dravita: este tipo de turmalina que contiene magnesio suele ser de color, marrón amarillento, marrón rojizo, y casi negro, algunas gemas muy bellas de color amarillo vivo son mezcla de uvita y dravita reciben el nombre de “savannah”.
Cromodravita: esta especie nos ofrece bellos colores verde intenso debidos principalmente al vanadio. Aunque tiene muy poco o nada de cromo suelen comercializarse bajo la denominación de cromoturmalina.
Más de tres siglos de historia joyera
Las turmalinas están presentes en nuestra cultura al menos desde principios del siglo XVIII, pero ¿Por qué no se utilizan más en la joyería actual? sobre todo si tenemos en cuenta que las turmalinas no son muy raras. Existen yacimientos en Brasil, Sri Lanka, Nigeria, Madagascar, Mozambique, Zambia, Tanzania y otros lugares.
Su relativa "abundancia" hace que el precio no sea muy elevado; por más que algunas turmalinas de Paraíba y rubelitas de alta calidad pueden llegar a pagarse a 1.000 euros el quilate perfectamente. Quizás no se emplea más porque los profesionales de joyería desconocen sus posibilidades y no las ofrecen.
Como ocurre con otras gemas, muchos cristales de turmalina de color poco atractivo o fracturados suelen tratarse para facilitar su comercialización. Otras turmalinas de color verde demasiado oscuro con tratamiento térmico adoptan tonos vivos y claros y si son de color violeta poco atractivo pasan a verde o azul. Por su parte, al aplicar radiaciones a material incoloro, verde claro o rosado puede conseguirse rubelitas.
Un yacimiento de turmalinas en África.
En cuanto a cristales con fracturas o fisuras que llegan a la superficie, estas pueden rellenarse con diversos productos, a menudo resinas artificiales, para disimularlas. Este tratamiento, conocido como relleno de fracturas, es relativamente habitual en nuestros días con muchas gemas.
Conocer las gemas y sus propiedades físicas y visuales amplía las posibilidades expresivas del diseñador de joyas. Además permite crear joyas a disposición de todos los presupuestos. Redescubrir y ofrecer al público las gemas que ofrecen una amplia gama de colores es tarea de los profesionales. Al fin y al cabo, el público sólo puede demandar lo que conoce.
José Manuel Rubio Tendero es Gemólogo y Licenciado en Historia. Investigación y Certificación en Laboratorio Gemológico MLLOPIS.