El pasado viernes 16 se celebró en el marco de la feria Madrid Joya la mesa redonda Presente y Futuro de la Joyería, moderada por la joyera y presidenta de la asociación Joyas de Autor, Raquel Lobelos, y en la que participaron cuatro representantes del Sector Joyero, a nivel nacional e internacional: Arístides Bermejo (Gerente del Parque Joyero de Córdoba); Ali Pastorini (Empresaria joyera y presidenta de Mujeres Brillantes); Daniel Valderrama (Diseñador y Formador 3D) y Salvador Hernández (Redactor Jefe de GOLD&TIME).
La mesa repasó primero algunas de las cuestiones que más afectan a la joyería en nuestro país. Entre ellos la “desafección” a llevar elementos demasiado ostentosos de las nuevas generaciones; la falta de apoyo de las administraciones; la competencia de otros productos como la tecnología, o ‘experiencias como los viajes; además de la falta de cohesión en el conjunto del sector, señalaron los ponentes.
Precisamente para paliar esa falta de unión en la industria joyera, Ali Pastorini destacó el papel que, tanto a nivel internacional, como en nuestro país pueden jugar entidades como la que preside, Mujeres Brillantes. Y es que, a su juicio, la entidad “no sólo intenta dar visibilidad mediática a las diseñadoras, sino que también está creando una red global de contactos de la que se pueden aprovechar y enriquecer sus asociadas”.
Impulso a la comunicación
El coordinador editorial de este Periódico puso también de manifiesto la falta de visibilidad de la joyería en los medios, en general, en parte por la falta de herramientas de comunicación por parte de los joyeros. Hernández instó a los joyeros a “insistir a los medios, plantear joyas con una narrativa que pueda llegar al gran público”, con valores como la ética, el cuidado ambiental, la solidaridad…”
En el ámbito de colaboración con las administraciones, el gerente del Parque Joyero cordobés, Arístides Bermejo, hizo valer su experiencia al frente de esta entidad, que lleva años impulsando proyectos público-privados.
Bermejo destacó la necesidad de “educar” al sector público “haciéndoles ver que la inversión en esta industria supone un importante retorno en términos de riqueza, de empleo, y de proyección internacional del destino”.
En eso coincidió el coordinador de GOLD&TIME, insistiendo en la necesidad de diálogo con las administraciones para situar a la joyería en el lugar que le corresponde. “Al igual que el Turismo es un sector estratégico de nuestro país, la Joyería puede ir de la mano en la promoción internacional del Destino España porque ofrece a nuestros visitantes el valor añadido de la cultura y del diseño, más allá del ‘sol y playa’ que es un recurso que también tienen otros países”.
"Junto a esa industria, la turística, se pueden plantear iniciativas intersectoriales de colaboración que beneficien a las empresas turísticas, dándole un valor añadido a su oferta; y también a las joyeras, proporcionándoles nuevos canales de visibiliad y comercialización a los productos locales", añadió Hernández.
Algo más que metales y gemas
Precisamente en el sentido de ofrecer un ‘valor añadido’ a la joyería, los intervinientes coincidieron en que la joya debe también buscar su lugar en el mundo como algo más que un simple artículo de lujo. Para ello, la joya debe “transmitir historias”, apuntó Pastorini, “despertar emociones”, o ir acorde con los gustos de los nuevos compradores que buscan empresas con ‘alma’ más allá del precio, o solamente del diseño.
En ese aspecto del diseño insistió el creador y formador 3D, Daniel Valderrama. A su juicio, aunque nuestro país es uno de los punteros en el empleo de herramientas digitales, “aún queda mucho camino por recorrer en materia de formación y, especialmente, en la adecuación de diseño por ordenador con el trabajo artesano.
“Hay jóvenes diseñadores muy buenos y que aprenden muy rápidamente el empleo de herramientas digitales, pero que después carecen de la experiencia necesaria en la astillera para darle el acabado necesario a las piezas” explicó Valderrama.
A modo de conclusión, la mesa redonda puso de manifiesto que si bien la joyería ha perdido parte del peso que tradicionalmente ha tenido entre los consumidores, la parte positiva es que sigue habiendo oportunidades para volver a convencer a los actuales y futuros clientes de que la joya es parte inherente de la sociedad, de nuestra cultura y puede regresar al lugar que le corresponde